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02 de mayo de 2024

HorizonteRamón Pérez-Maura

Sánchez exhibe su impudor; con un par (de hijas)

Moncloa se ha precipitado a contarnos que han ido en vuelo de línea regular pagado personalmente por el presidente del Gobierno. Lo que nunca antes nos habían contado, quizá porque jamás se han pagado un billete de avión en el último lustro. Y ¿por qué el interés en resaltarlo esta vez?

Actualizada 01:30

Hace falta carecer de absolutamente ningún pudor para hacer lo que hemos visto perpetrar al presidente del Gobierno en los dos últimos años. En mayo de 2021 nos enteramos por medio de la Prensa marroquí de que Brahim Ghali, secretario general del Frente Polisario –para Marruecos una organización terrorista– estaba hospitalizado en España. Era víctima de covid, como lo hemos sido tantos millones de personas. A partir de ahí, la evolución de la relación bilateral de ambos países ha sido verdaderamente increíble.
Alguien pinchó los teléfonos del presidente del Gobierno, la ministra de Defensa y del ministro del Interior. Quien fuera nos dejó en parihuelas. Y, a partir de ahí, todo empezó a cambiar. El 14 de marzo de 2022, diez meses después de que se desatara el conflicto bilateral por Brahim Ghali, y pocos meses después del pinchazo con el sistema Pegasus de los móviles de las autoridades españolas, Marruecos informó al mundo de la carta que había recibido del presidente del Gobierno español reconociendo las posiciones marroquíes respecto al Sahara y cambiando la posición histórica de España y renunciando a sus responsabilidades como antiguo administrador del territorio saharaui. No consta que España recibiera ninguna compensación a cambio. Cuando Trump hizo el mismo gesto obtuvo el reconocimiento por Marruecos del Estado de Israel. Y, con la misma lógica, Israel ha reconocido la posición de Marruecos en el Sáhara. Y a ellos ¿qué más les dará?
El pasado lunes, una vez más por un medio marroquí –la Secretaría de Estado de Comunicación no está para estas minucias– hemos sabido que Sánchez ha llegado a Marrakech a pasar unos días de solaz, con su mujer y sus hijas. Hay que tener valor para presentarse en esa ciudad en esta época del año porque es fácil llegar a los 45 grados. Pero compruebo en la página del tiempo de la BBC que han tenido mucha suerte porque ayer no hizo más que 36 grados, aunque con una humedad de sólo el 25 por ciento y apenas una brisa de 8 kilómetros por hora. Un horno con ventilación. El medio marroquí Rue 20 nos informó de la llegada y nos ofreció imágenes del matrimonio Sánchez paseando por las calles con un par. De hijas. De ahí salió una imagen para la historia. Sánchez ataviado con una gorrilla de organillero, lo que ahora se llama un «villarejo».
Moncloa se ha precipitado a contarnos que han ido en vuelo de línea regular pagado personalmente por el presidente del Gobierno. Lo que nunca antes nos habían contado, quizá porque jamás se han pagado un billete de avión en el último lustro. Y ¿por qué el interés en resaltarlo esta vez? Conozco a diferentes personalidades públicas y privadas que han disfrutado de la generosidad del Rey de Marruecos durante sus visitas al país. Es inimaginable que el Rey Mohamed haya permitido a Sánchez abonar a la factura de sus hoteles si se ha quedado en alguno mínimamente conectado con el Estado. Ya sea La Mamunia (800 euros la noche por habitación) y propiedad de la Organización Nacional de Ferrocarriles (ONCF) o bien el Royal Mansour, todavía más caro y propiedad de Al Mada, sociedad en la que el Rey tiene buena parte de su patrimonio personal. Es difícil imaginar otro lugar que reúna las condiciones de seguridad que Moncloa atribuye a un viaje privado de la familia Sánchez. Salvo que sea un riad propiedad del Gobierno. En todo caso, sería muy de agradecer para demostrar la transparencia que este Gobierno proclama y jamás demuestra, que hagan pública la factura de su estancia una vez que terminen sus vacaciones. El problema de seguridad habrá terminado entonces.
Cualquiera que haya tratado un poco a las altas esferas marroquíes sabe cómo son las atenciones y las muestras de gratitud cuando se creen en deuda con alguien. Y Marruecos sabe que tiene muchos deberes de gratitud con Sánchez.
Está claro que, a pesar del resultado de las elecciones, Sánchez sigue prefiriendo no dejarse ver en las calles o playas españolas, no vaya ser que tenga un disgusto. En todo caso, con esta visita queda claro que todos los presidentes del Gobierno socialistas han tenido una excelente relación con los Reyes de Marruecos a los que tantos consideran autócratas. La tuvo Felipe González, la tuvo Rodríguez Zapatero y la tiene Sánchez. Algo que no ha ocurrido con los presidentes del Gobierno del Partido Popular. Aznar se atrevió a enviar a las tropas a recuperar Perejil sin saber a dónde podía llevar aquella operación de dignidad nacional. Y Rajoy no tuvo una relación especialmente fluida, pero no se dejó pisotear.
Esperemos que al menos Sánchez, durante sus vacaciones, haya guardado su móvil a buen recaudo.
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