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07 de mayo de 2024

Al bate y sin guanteZoé Valdés

Cómplices

Llegará el momento en que empezarán a fusilar sea bajo el pretexto de una piñata o de un pelele, mientras en la misma calle podrán eliminar a un periodista, a una mujer, a un anciano...

Actualizada 01:30

Y se preguntará usted: «¿Tanto julepe por una piñata que ni siquiera se le parece?». Así mismo es, pero ‘el coso de la cosa’, como decimos los habaneros, es la de armar lío, crear por gusto el conflicto con la intención de entretener al personal, mantenerlo aletargado, o pendiente de la primera tontería, qué sé yo, de una marioneta, de cualquier nimiedad que sirva para distraer del verdadero propósito: acabar con España.
En Cuba, y perdonen que les imponga de nuevo mi letanía individual, empezaron por prohibir en la televisión los dibujos animados americanos, para enseguida imponernos los ‘desanimados’ muñequitos soviéticos. Recuerdo que a un gran cómico lo amonestaron duramente, e inclusive, llegaron a expulsarlo temporalmente de su trabajo, por decirle en vivo, a quien hacía de su nieto en un sketch, aquel bocadillo que se hizo célebre: «Tranquilízate, niño, ¡mira que te voy a castigar con los muñequitos de palo rusos!». El jaleo político que se armó fue tremendo, por nada fusilan al cómico, al niño que hacía de su nieto, y al programador de la emisión. Fusilar se convirtió en el remedio de moda, sustento esencial de los convertidos de revolucionarios a verdugos. También es verdad que el que hiciera el más mínimo movimiento en la dirección inadecuada corría el riesgo de que le «dieran palito», que lo pararan contra un palo y le dispararan a la frente y al corazón.
¿Alguien salió entonces en defensa de aquellos? Nadie, tampoco los periodistas oficialistas, esos menos que menos, esos quedaron agazapados en el más abominable de los silencios; y ahí siguen, hechos unos olvidados cagurrientos, que mendigan a través de las redes sociales un poco de euros o dólares para poder llevarse al estómago algo que comer. ¿Arrepentidos? No creo. Ni uno salió en defensa entonces de sus compañeros, ni uno escribió en contra de las persecuciones, de las injusticias; con el tiempo sólo unos cuantos se convirtieron en activistas de la prensa independiente, cuando advirtieron, los muy pícaros, que servir de críticos con los límites que les impone el régimen, o sea, semiautorizados, les proporcionaba «fulas», billeticos verdes, que así le llamaban en los noventa a los dólares, porque de ser el dólar la moneda «fulastre» del enemigo, de súbito le tomaron apego, y hasta le encariñaron el nombre, achicándoselo al de «fulas».
He seguido noche a noche los acontecimientos en Ferraz, he estado allí cuando he podido, junto a los manifestantes. ¿Pensé con anterioridad que semejante nivel de represión ocurriría en España? No, de ninguna manera; pero sí sabía, porque quien ha vivido bajo el comunismo eso lo huele al instante, vamos, se percibe en un olfatear, que si el comunismo tomaba las riendas en España, sería de lo peor, como ya lo fue en el pasado y vuelve a serlo ahora. Sin embargo, no me esperaba el silencio cómplice por parte de la prensa española, por muy de izquierdas que anhelara percibirse.
En Ferraz han golpeado a periodistas jóvenes y mayores, han abusado físicamente de mujeres, han gaseado a ancianos, mientras la prensa oficial –en gran mayoría– se coloca de parte del sanchismo y del marlaskismo.
En Ferraz los policías amorataron a golpes a Josué Cárdenas, el joven de Periodista Digital, y más recientemente también empujaron con violencia al veterano periodista Eduardo García Serrano, por el mero hecho de aclarar un malentendido entre una señora y un policía. ¿Dirá algo El Granma de España, ese libelo entre el climaterio imposible y la neofrigidez de la anticordura? No citaré nombres, pero de verdad, hay algunos que, ¡cuánta vergüenza provocan situándose del lado de la mentira y del oprobio del sancherío!
El tipo más deleznable de España, el hiela-sangres, el del Tito Berni, ha instigado a denunciar mediante tribunales la broma de una piñata –y se ha denunciado–, otro ha dicho que estamos a punto de la bofetada callejera. Pero, ven acá, ¿esta gente nunca se revisa y tampoco revisa sus archivos? Porque esta gente no sólo ha insultado, abusado, escupido, abofeteado y golpeado a mujeres embarazadas, ha apaleado, colgado y quemado muñecos con las imágenes de líderes opositores y de presidentes, esta gente gobierna con los del tiro en la nuca, con los asesinos terroristas de bombazos contra niños, con los golpistas, esta gente ha asesinado presidentes, y están ahora mismo desbaratan la nación española. ¿De qué van? ¿Hasta cuándo?
Siento avisar de que llegará el momento en que empezarán a fusilar sea bajo el pretexto de una piñata o de un pelele, mientras en la misma calle podrán eliminar a un periodista, a una mujer, a un anciano, de un mal golpe, ahogándolo con gases, de un disparo, que nadie levantará la voz para defender los derechos universales y humanos de los españoles. Esa prensa cómplice, a esos periodistas que fingen no ver ni sentir, también les adelanto, a ellos también les llegará su momento.
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