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Al bate y sin guanteZoé Valdés

De Zaragoza a Napoleonchu Albacete

Lo que hizo ‘Albacete’ fue obedecer a la tiranía del trío macabro: Raúl Castro, Alejandro Castro Espín y Miguel Díaz-Canel, fingió que le daba asilo en España a la oposición más reciente, socialista, por supuesto, creada por ese mismo régimen, para destronar a la verdadera

Actualizada 01:30

Lo de hoy será un viaje entre nombres, que ustedes deberán identificar. Un viaje, además, entre dos épocas, las que para sus protagonistas no han cambiado demasiado. Un viaje diplomático, o antidiplomático. Sí, más bien lo otro.

En la segunda mitad de los años ochenta, la UNESCO contaba todavía con el senegalés Amadou-Mahtar M’Bou (102 años, creo que todavía vive) como director general. Su liderazgo duró en esa organización desde 1974 a 1987. En 1986, Cuba, mediante la figura de Alfredo Guevara, quien desempeñaba un puesto importante de embajador y como negociador en cualquier conflicto que se produjera, lo que al final terminaba inextricablemente enredando más, le hizo un encargo al que no podía negarse. El hecho es que Cuba que, a ojos de todos, sobre todo a ojos de Monsieur M’Bow, se constituía como un buen amigo del director general y supuestamente hacía todo por apoyarlo, por detrás del tapete negociaba cochinamente su sucesión. Guevara no soportaba al «negro», no sólo porque era más cultivado que él y además gozaba de una popularidad sin igual, sino porque para colmo era (es) «negro».

Fidel Castro también tenía atravesado a M’Bow, «negro al fin», dicen que decía, le ordenó a Alfredo Guevara que hiciera lo posible por destronar al senegalés, pues «lleva ya demasiado tiempo aferrado al cargo», vamos, como si él no hubiera hecho lo mismo. Guevara veía por los ojos de Castro I, en secreto casi confesaba que había sido el gran amor de su vida, desde aquel viaje a Colombia en que le acompañó, cuando se armó la de San Quintín durante los sucesos de El Bogotazo (1948), y si recuerdanhasta se acusó a Fidel Castro de disparar y acabar con la vida del político y candidato a la presidencia Jorge Eliécer Gaitán (Partido Liberal), hasta que Gabriel García Márquez salió a tirarle una toalla al escribir ese cuentecito de hadas minusválidas en el que surgió como salvador, pues mientras tecleaba en una máquina Smith Corona de pronto salió volando (la Smith Corona, no él) por una ventana, entonces el joven periodista corrió a la calle, y allí, oh azar del realismo mágico, se tropezó con el gordo peste a boca nacido en Birán, que huía de la multitud. ¿De la multitud o de la fechoría? Huyendo, como siempre; culpable como siempre…

Volvamos a 1986. El caso es que Alfredo Guevara decidió aliarse con una diplomática mexicana medio borracha, adicta de los boleros, para tumbar a M’Bow y colocar a ‘Zaragoza’. Cuba y México hicieron lo indecible para que el falangista-socialista-alianzistadelascivilizaciones ganara las elecciones; no vacilaron e incluso usaron a becarios y pichones de escritores para servirles de recaderos y mediadores, en algunos casos en situaciones complejas, hasta peligrosas, como durante una recepción en la embajada de España en París... Lo sé porque fui una de esas recaderas que, sin conocer entonces los documentos que contenía aquel sobre, debí deslizar sin chistar entre las manos de otro político español. Como saben, más tarde, no sólo ‘Zaragoza’ ganó el puesto, además se convirtió en uno de los mayores (nunca mejor dicho) valederos de Fidel Castro y de su tiranía a nivel internacional, retrasando la percepción adecuada de la verdad.

Hace algunos años, aquella joven ya convertida en mujer, exiliada, fue invitada no a Albacete, sino por ‘Napoleonchu Albacete’ –entiéndase que así le dicen– a un almuerzo en privado en la embajada de España en París. Durante el almuerzo ‘Napoleonchu Albacete’ le preguntó qué quería que España hiciera por ella… Pero ya España había hecho mucho por ella, más específicamente el Rey de España, Don Juan Carlos, al entregarle por carta de naturalización, debido a su triunfo como escritora y como activista de los DDHH, la nacionalidad española. Entonces la mujer –yo– contó aquella anécdota, para dejar claro que nunca más se vería enredada en las patas de los caballos; y respondió que para ella nada pedía. «Nada», subrayó; para Cuba, sí. Para los presos políticos, en especial para el líder del Movimiento Cristiano de Liberación, Eduardo Cardet, que entonces se hallaba encarcelado y había sido apuñalado en prisión en tres ocasiones. ‘Napoleonchu Albacete’ respondió que estaba al tanto de ese preso en particular, que haría algo. No me consta que haya hecho lo suficiente.

Como tampoco me consta que haya dado seguimiento, después de entregarle una carta acerca de los presos políticos, de Yandier García Labrada, encarcelado desde el 6 de octubre del 2020, miembro también del MCL, y de los apresados y juzgados tras las manifestaciones del 11 de julio del 2021, entre los que había en aquel momento 39 menores. Nada por 1062 presos políticos cubanos. Lo que sí hizo ‘Napoleonchu Albacete’ fue obedecer a la tiranía del trío macabro: Raúl Castro, Alejandro Castro Espín y Miguel Díaz-Canel, fingió que le daba asilo en España a la oposición más reciente, socialista, por demás, creada por ese mismo régimen, para destronar a la verdadera, como en la época de Félix Dzerjinski (creador de La Checa) y Vladimir Lenin en la URSS. Esto es lo que ayer, en otra época, representó a España, y todavía hoy, como socialcomunistas, lo hacen; rebajándola.

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