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29 de abril de 2024

Post-itJorge Sanz Casillas

Yolanda Díaz, ministra de «vamos a la cama»

¿Quién dice que trabajar hasta tarde te predispone hacia la enfermedad mental? ¿Fernando Simón? ¿Las camareras que atendieron a Armengol cuando se saltó el confinamiento para empinar el codo?

Actualizada 01:30

Salió Yolanda Díaz diciendo que los restaurantes deberían cerrar antes de la una y me recordó a mi madre cuando me cantaba aquello de la familia Telerín –«vamos a la cama que hay que descansar»–, y que yo fingía no escuchar para ver el ¿Qué apostamos?
No me corresponde a mí evaluar el impacto económico de esta nueva intromisión en la vida privada de la gente. Ni siquiera el empeño de la izquierda en fiscalizar cada decisión que las personas toman –en su libertad y dentro de ley– para disfrutar del regalo que es la vida. Sin embargo, como elector y cotizante por imperativo legal de esta juerga filocomunista en que vivimos, me permito ironizar: ya que con cuatro vicepresidencias y 22 ministerios no nos alcanza para llevar el país como debería, propongo crear una nueva cartera de «vamos a la cama» o, si les suena pecaminoso, un ministerio de «venga, chicos, que se hace tarde».
A la vista de lo que se votó ayer en el Congreso, podemos convenir entonces que a Yolanda Díaz le molesta mucho más un bar abierto a partir de las doce que un contenedor en llamas. Y que puestos a perseguir a alguien, mejor a un hostelero que a un encapuchado con lazo amarillo.
Tras el argumento de la vicepresidenta latía lo de otras veces: señalamiento a Madrid por su forma de entender la vida, así que estamos a dos ratos de que prohíban conducir por la derecha en la M-30. Lo llamativo es que van a por la capital pero nunca a por Barcelona, donde (ahí sí) hay calles que conviene no pisar más allá de la una.
En cuestión de horas, quienes se juegan el pan con estas ocurrencias han respondido a Yolanda Díaz. ¿Cuál ha sido entonces el argumento definitivo para defender el cierre temprano de los restaurantes? Pues el comodín de casi siempre: la salud mental. Pero ¿quién dice que trabajar hasta tarde te predispone hacia la enfermedad? ¿Fernando Simón? ¿El comité de expertos de la pandemia? ¿Las camareras que atendieron a Armengol cuando se saltó el confinamiento para empinar el codo? Dios me libre ser ejemplo de nada, porque estoy lejísimos, pero casi todo lo que he conseguido me ha llegado trabajando hasta bastante tarde y mi salud mental sigue en su sitio, afortunadamente. Yo entiendo que a una persona a la que cazan de compras a las dos de la tarde en un día laborable se le puede hacer bola aplicarse más allá de la hora de la merienda, pero no todos tenemos carné de Sumar. Hay gente que trabajamos hasta tarde y Madrid se nos hace la mejor ciudad del mundo cuando, al volver camino a casa, todavía hay luz y se escucha Quevedo (el trapero, no el poeta).
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