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Cosas que pasanAlfonso Ussía

Aquella visita

Pradales, y le aplaudo, desea expandir el contencioso vasco con el resto de España –y con la mayoría de los vascos– por todo el mundo. Le recomiendo que no insista con Akimbabakwa. Fallecido Osaguiefo Kuntinaku II, heredó el trono su decimocuarto hijo, Mokolo Kuntinaku I

Actualizada 01:30

Intuyo que el «Lendakari» –sin h intercalada–, Pradales desea impulsar la política exterior del PNV. Exceptuando su gran amistad con la Alemania nazi, y sus muchos despachos de influencia en los Estados Unidos, el PNV no se ha caracterizado por sus deseos de expansión sobre el globo terráqueo. Pero este Pradales, por cuyas venas fluye el carácter de su sangre castellana, ha decidido otear los horizontes en lugar de mantenerlos a las mismas millas de siempre en el Cantábrico. En el muelle de San Sebastián hablaban los patrones de dos pesqueros arrantzales acerca de la conveniencia de navegar en pos de los atunes, que aquel año se pescaban a muchas millas al norte. Uno, Pruden, era partidario. El otro, Ramonchu, no del todo.

–Pescar más allá del «Horishonte» es arriesgado. Embarca tú, que yo te espero en Derteano.

Garaicoechea, siendo «Lendakari», intentó ampliar el círculo de amistades internacionales del PNV. Y fruto de su interés, se produjo aquella visita que en tantas ocasiones me he recreado en narrar y recordar para aliviar mis melancolías, y que hoy adorno con nuevos datos. La visita al palacio de «Ajuria Enea» en Vitoria, de Su Majestad el Rey de la región de Akimbabakwa de Ghana, Osaguiefo Kuntinaku II. Los protocolos de la visita anunciaron la presencia del afamado monarca acompañado de sus ministros de Comercio, Agricultura, Asuntos Exteriores y Justicia. Los ilustres mandatarios aterrizaron en el aeropuerto de Fuenterrabía un crudo día de invierno. Tanto Su Majestad Osaguiefo Kuntinaku II, como sus cuatro esposas y los ministros acompañantes, descendieron del avión con acogedores abrigos de leopardo. El Rey, para distinguirse de sus mujeres y sus ministros, cubría su Real Chochola con un gorro de piel de culo de okapi, sencillamente espeluznante. Entre las autoridades autonómicas que les dieron la bienvenida no se hallaba el obispo de San Sebastián, monseñor Setién Alberro. Su Ilustrísima justificó su ausencia por la poligamia del digno visitante. Le afectaba más la poligamia de un ghanés que el sufrimiento de las víctimas de la ETA.

Podían haber aterrizado en Vitoria, pero optaron por Fuenterrabía porque eligieron como alojamiento un coqueto hotel sito entre San Juan de Luz y Biarritz, en el departamento francés de los Bajos Pirineos.

Una compañía de la «Ertzantza» de honores aguardaba en «Ajuria Enea» al Rey Osaguiefo y sus cuatro ministros. Ellas restaron en Biarrtiz adquiriendo toda suerte de delicias textiles y latas de «foie gras truffé». Llegó el coche a Vitoria puntual y sin incidentes en el trayecto. Pero sólo un coche. El Rey de Akimbabakwa se había olvidado de sus ministros. En realidad, no se había olvidado. Sucedió que aquella noche, los cuatro mandatarios del Gobierno de Su Majestad se agarraron una peonza mayúscula en el casino de Biarritz. Y no fue sólo la cogorza la causa de su ausencia. Se hallaban detenidos en un establecimiento de la Gendarmería por hacer trampas en la ruleta.

La reunión en la cumbre había fracasado. Garaicoechea ordenó a sus consejeros de Comercio, Agricultura, Asuntos Exteriores y Justicia que se marcharan a sus respectivas consejerías, y le ofreció a Osaguiefo Kuntinaku II un frugal desayuno, durante el cual no alcanzaron ningún acuerdo de cooperación, porque los encargados de firmarlos se hallaban en la chirona francesa. Y con su suntuoso y enigmático abrigo de leopardo y su horroroso gorro de piel cular de okapi, se despidió de Garaicoechea y fuése.

Pradales, y le aplaudo, desea expandir el contencioso vasco con el resto de España –y con la mayoría de los vascos– por todo el mundo. Le recomiendo que no insista con Akimbabakwa. Fallecido Osaguiefo Kuntinaku II, heredó el trono su decimocuarto hijo, Mokolo Kuntinaku I, al que su padre informó de aquella visita internacional a Vitoria con palabras y gestos que denotaban un enfado creciente por la inutilidad del largo viaje.

Pero con Aitor Esteban es muy probable que la autonomía vasca sea visitada por Kamala Harris, que necesita los votos de los descendientes de emigrantes vascos para ganar en Idaho.

Cuidado con ellos, que vienen a por nosotros.

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