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El puntalAntonio Jiménez

El caso Ábalos cerca a Sánchez con Begoña señalada por la UCO

No sabemos qué opina el presidente del «volquete de sobrinas» que su exministro colocó en nóminas del Estado para que los españoles financiáramos sus prestaciones sexuales con nuestros impuestos

Actualizada 12:29

Sánchez se alejó de España hasta recalar en China pero no puede hacer abstracción del grave hecho que supone que su mujer haya sido vinculada por la UCO, Unidad Central Operativa de la Guardia Civil, en el rescate urgente de Air Europa. Un rescate que no se cuestiona al tratarse de una compañía estratégica cuyas ayudas en créditos está devolviendo con los intereses correspondientes, sino el método y la forma en que se gestó y los roles ejercidos por la mujer del presidente del Gobierno en supuestas conversaciones con el CEO de la compañía, según el informe de la Benemérita, y por Ábalos, ministro de Transportes, como receptor de contraprestaciones económicas de la trama por «las molestias generadas por el citado rescate» y que podrían apuntar a delitos relacionados con el cohecho y el tráfico de influencias.

El hecho de que el responsable de Globalia, según sugiere el informe de la Guardia Civil, pudiera acudir a Begoña Gómez para que ésta influyera en su marido, Pedro Sánchez, a la sazón presidente del Gobierno, con el fin de que el Consejo de Ministros presidido por su pareja diera luz verde cuanto antes a la aprobación de los 475 millones de euros recibidos por Air Europa durante la pandemia, exige las explicaciones de Sánchez sobre ese presunto trato de favor que le responsabiliza políticamente. Y no sólo por la presencia de su mujer en la gestión sino por la implicación directa de quien era su brazo derecho en el partido y hombre de máxima confianza en el Gobierno que habría llevado a la mesa del Consejo de Ministros sus actividades corruptas por las que le investiga el Tribunal Supremo, conocidas las comisiones en especies o en dinero que habría cobrado como conseguidor a cambio de su autoridad e influencia en el Gobierno.

Y si Sánchez expulsó a Ábalos del grupo socialista del Congreso por sus andanzas ilícitas con Koldo, su asesor y hombre de máxima confianza, ¿qué debería hacer él por haber tenido a su lado en Ferraz y Moncloa, sin enterarse al parecer de sus corruptelas, a quien el Supremo tiene al borde de sentarlo en el banquillo?

Sanchez negó, obviamente, en China que su esposa, como se puede desprender del informe de la UCO, hubiera mediado para favorecer a una compañía que había colaborado en el patrocino del África Center del Instituto de Empresa que ella dirigía, sin dar más explicación que un «no» por respuesta a la pregunta formulada que también se refería a las andanzas de la trama con Ábalos a la cabeza. No sabemos, por tanto, qué opina del «volquete de sobrinas» que su exministro colocó en nóminas del Estado para que los españoles financiáramos sus prestaciones sexuales con nuestros impuestos o sus juergas en algún Parador que bien podrían haberse escenificado perfectamente en algunas de las entregas de Torrente o de Resacón en Las Vegas.

En cualquier país de nuestro entorno, léase Portugal, donde lo vimos recientemente, o un poco más alejado, Alemania o Reino Unido, un escándalo de las dimensiones del caso Ábalos y sus ramificaciones con Begoña Gómez mediando supuestamente para favorecer a una compañía que previamente había patrocinado sus actividades profesionales personales, habría hecho tambalear a sus gobiernos y llevado a su presidente a dimitir o convocar elecciones. Imagínense que esto hubiera ocurrido en la etapa de Rajoy con su mujer, su hermano y alguno de sus ministros enredado en la ciénaga de corrupción que tiene atrapado a Ábalos.

Sánchez, sin embargo, se aprovecha del inmenso control mediático que tiene para silenciar su muladar y de unos socios políticos, cómplices, que miran para otro lado mientras puedan exprimirle antes que dejarle caer, para no asumir ninguna responsabilidad política y seguir en el poder. Sólo nos queda la esperanza de que la Justicia le ponga en su sitio y que los informes de la UCO que siguen recalando en el Supremo, y que según algunas fuentes comprometen también a quien es actualmente su número dos socialista, Santos Cerdán, su enviado a Suiza y Waterloo para ponerse de hinojos ante el golpista Puigdemont y decirle de su parte «amén sí señor, lo que usted diga se hará a cambio de sus votos para que Sánchez siga en la Moncloa», terminen involucrándole de forma directa en las actividades presuntamente ilegales y corruptas que se investigan sobre su gente más cercana en el PSOE y su familia; Begoña y el hermanísimo.

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