Fontanero mayor
Tomando como punto de partida el recurso del Partido Popular contra la Ley de Amnistía, se ha fraguado en las sentinas del Tribunal Constitucional una ponencia que pretende mutar la constitución normativa, que los españoles refrendaron con sus votos, en una constitución abierta a las sugerencias
Los cubos de la basura están abiertos. Y, aunque su olor nauseabundo impregne cada día las tostadas del desayuno, hay que admitir que esas filtraciones, que se cruzan de un bando a otro, aportan a la conversación de este país de cotillas y corralas la dosis suficiente de miserias para mantener vivo el teatro. Nada mejor que un chusco culebrón de poderosos que nunca debieron serlo, caídos en desgracia por sobrado mérito propio, para comentar ante la insulsa máquina de café. Serán los grafitis en la calle donde vive Ábalos, las fotos en picardías del currículum de Jéssica, las conversaciones de Koldo con Mis Asturias, los peinados de Leire, los sobres cerrados de Aldama, las múltiples viviendas a disposición de David Sánchez, los viajes de Begoña Gómez o los tejemanejes de los que mandan en la Moncloa para desenredar enredos familiares, que son también empresariales. Expectantes estamos ante las revelaciones sobre la vida y milagros de Santos Cerdán, porque todo apunta a que será el siguiente en ver desnudas sus intimidades. Son protagonistas y secundarios de una tragicomedia de enredo, que se prometían días de vino y rosas y acabarán, los más, dando cuenta de sus andanzas y mangancias ante los tribunales. No hay otro fin en esta obra. El resto, menudencias más o menos malolientes, que no debieran servir para despistarnos de lo que el director de la obra cocina entre las bambalinas.
Porque, apartados como deshechos de tienta los que van cayendo, es en la trastienda donde se negocian las cosas de comer. Albares intenta en Bruselas que el Parlamento Europeo pague al fin con lo prometido en Waterloo a Puigdemont para asegurar la componenda que dio origen a esta estrafalaria legislatura. Montero acompaña, intentando cuadrar unas cuentas que salven la cara, aunque esté llena de mierda. Margarita debe andar rompiéndose la cabeza ante los apremios de dineros que se anuncian en la inminente cumbre de la OTAN. Y Conde-Pumpido, el gran hacedor, el fontanero entre los fontaneros, se apresta a apurar plazos y desestimar recusaciones para adelantar por la derecha a los tribunales europeos y dar el tiro de gracia a la Carta Magna, asestando de paso, que nunca está de más, un varapalo a la oposición.
Tomando como punto de partida el recurso del Partido Popular contra la Ley de Amnistía, se ha fraguado en las sentinas del Tribunal Constitucional una ponencia que pretende mutar la constitución normativa, que los españoles refrendaron con sus votos, en una constitución abierta a las sugerencias, caprichos o necesidades del dueño de la mayoría de turno, que será por mucho tiempo el hoy señor de la Moncloa y los que le acompañan. Se preparan para que golpe institucional que se dio en el parlamento catalán se prolongue y amplifique en Madrid. En aras de una supuesta concordia, manchándose las togas con los polvos del camino, se cargan de falaces argumentos, prestos a hacer añicos el sistema de delicados contrapesos entre poderes que sustenta la democracia. Todo para hacer buenas las aspiraciones de la banda de Junqueras: que un juez no pueda tumbar, en nombre de la ley, lo que decida un parlamento. Será el tiro de gracia a la soberanía nacional, de la que, en contra de lo que pretenden hacernos creer, el pueblo español es el único depositario.
Mientras nos entretenemos con la carnaza que vomitan al día sus cubos de estiércol, ellos afilan los lápices.