Fundado en 1910
Cosas que pasanAlfonso Ussía

Cuadrados

Escribir de Juana Rivas y de la selección española de fútbol, equivale a situarse a la cabeza de la libertad y en contra de lo políticamente correcto. La única ventaja de Naranjo es que Jenni Hermoso se halla en Méjico

Antonio R. Naranjo los tiene cuadrados. «El fútbol femenino es un coñazo». Se enfrenta con su texto en El Debate al más histérico de los enemigos. Escribir de los sinvergüenzas que han invadido los poderes políticos, carece de amenazas. Escribir que Bildu, socio del Gobierno, es el refugio blanqueado de los terroristas de la ETA no tiene mérito alguno. Les gusta haberlo sido y no se arrepienten, o lo que es igual, siguen siéndolo.

Escribir de Juana Rivas y de la selección española de fútbol, equivale a situarse a la cabeza de la libertad y en contra de lo políticamente correcto. La única ventaja de Naranjo es que Jenni Hermoso se halla en Méjico. Soy aficionado al fútbol desde niño. He visto jugar a Di Stéfano, Kubala, Pelé, Maradona, Puskas, Gento y la tira. Competí con ardor durante mi juventud hasta que Bosco Espinosa de los Monteros (QEPD), hermano de Carlos y tío de Iván, harto de mis regates, empleó todo su afán en hacerme volar seis metros. Ahí experimenté el síndrome del capitán Ward. El Capitán Ward era un elegante oficial inglés destinado a Sudáfrica, que mandaba una compañía de fusileros y se enfrentó a los zulúes. Eran 200 contra diez mil, y cuando se apercibió de su avance hacia ellos, experimentó la duda del acierto. ¿He elegido con acierto mi profesión? ¿No estaría mejor en mi club de Londres tomando un «sherry» español? Pero ya era tarde, y asumió con heroísmo su final. Lo mismo que con Bosco. Cuando me acercaba a él, y advertí la masa de músculos que pretendía quitarme el balón, me dije a mí mismo. «Tendrías que haber elegido el tenis o las canicas sobre grava antes que el fútbol». Pero asumí con heroísmo mi situación.

Escribir que nuestro Gobierno es una reunión de sinvergüenzas resulta absurdo, porque ellos saben que lo son y se ríen de nosotros. Escribir del procesamiento por el Supremo del fiscal general del Estado es tan pavoroso, que toda crítica se convierte en una caricatura. Pero hacerlo del coñazo del fútbol femenino, exige un valor heroico. Llevo publicados más de 15.000 artículos, algunos de ellos con la pistola 'parabellum' apuntando a mi nuca. El texto que más indignó a los lectores se ocupaba del perro de los señores de Limón, «Excalibur» el perro que fue sacrificado para prevenir contagios de ébola, y que casi hacer caer el Gobierno. Y cuando escribí que Rubiales era un impresentable y que Jenny Hermoso se dejó engañar por las sindicalistas futboleras, mi tranquilidad se enturbió. Por eso, y porque nada de lo que escribe se aparta del acierto, Antonio R. Naranjo se ha ganado una medalla al valor. Ni es fútbol ni es femenino. Un equipo de niños de colegio impediría que tocaran el balón, disparan fatal, y seguir medio partido es un soberano aburrimiento. Ya, cuando reivindican ganar lo mismo que los hombres hay que recordar a Rafa Nadal: «Nosotros ganamos más porque generamos muchísimo más. No es machismo, es justicia».

Si necesitas, Antonio, un escudero en silla de ruedas, no dejes de llamarme.

comentarios

Más de Alfonso Ussía

  • El helicóptero

  • Calzoncillos

  • Bendito crowd y solazante funding

  • aussia
  • Ni Rommel

  • Correo

  • tracking

    Compartir

    Herramientas