«Precaución», nos dice desde la piscina de La Mareta
Media España ardiendo y los trenes, una calamidad en el mes más turístico... Pero nada va con él, se ha convertido en un mero comentarista de la actualidad
Fácil imaginarlo. Dos camareros uniformados aguardan en posición de firmes en las puertas del suntuoso comedor del palacete, atentos a cualquier instrucción imperativa del huésped. La cuádruple imputada, ataviada con un pareo tropical, le echa un ojo al Telediario de TVE, que ve en una penco-tele de último diseño situada al fondo de la estancia. Mientras tanto, su marido, vestido con camisa hawaiana, todavía flaco y un poco sopas por el vino del almuerzo, contempla el océano por un ventanal con gesto melancólico, meditabundo:
-Uy, cari, ¡vaya incendios están poniendo ahí en nuestra tele! Menudo mogollón. O sea, como que te estará dando mucho curro todo esto, ¿no? Igual hasta tienes que volver a Madrid…
-Qué va. Tranquila, Pichona, todo controlado. Ya he subido un par de tuits de solidaridad y he recomendado a todos y todas que tengan «mucha precaución».
-Ay, cari, estás en todo.
La mujer continúa viendo el Telediario. Pero otra noticia la sobresalta:
-Oye, oye, aunque aquí en nuestra TVE han tenido el detallazo de camuflarlo, me ha parecido entender que el canciller alemán no te ha invitado a una súper cumbre sobre Ucrania. Muy chungo, ¿no?
-Naa, eso no quiere decir nada, Pichona. Estoy en contacto permanente con Albares y ya he tuiteado varias veces sobre ese asunto. Mi voz se tiene muy presente en el ámbito internacional, no te quepa duda. Por ejemplo, los de Hamás no paran de felicitarme.
-Ay, menos mal, porque con lo que estaban contando ahí yo entendía como que pasaban de ti, ¿sabes lo que te digo? Bueno, y ahora, por favor, no ronques muy alto, que voy a ver el culebrón de Antena 3. Ya sabes que me tiene enganchada. No todo en la vida van a ser cátedras…
-La verdad, chica, no sé qué coño haces viendo esas cadenas de la fachosfera donde se mortifica a Mi Persona. Pero bueno, tú misma oye.
El escapista de La Mareta llegó al palacete de Lanzarote el día 2 y se prevé que permanecerá allí poniéndose marrón durante 23 días. No es un gobernante. Es un mero comentarista de la actualidad. Carente de competencias sobre lo medular y sin presupuestos, va opinando sobre lo que pasa a través de las redes sociales.
Los incendios se cobran vidas y ayer había una docena. El AVE al noroeste, cortado por el fuego. El extraordinario paraje de las Médulas bercianas se ha quemado dramáticamente. El fuego forestal ha llegado a urbanizaciones de la capital de España y ha habido evacuaciones de vecinos en Tarifa, pueblos de Orense, Zamora, Ávila… Los trenes son una calamidad en pleno mes estelar del turismo, con retrasos constantes y tercermundistas, debido a que un Gobierno incompetente ha abierto la vía a más operadores sin prever si la infraestructura podría soportarlo.
¿Reacción ante los problemas de España? Tuitear y convocar una reunión de Interior sobre los incendios presidida… ¡Por una subsecretaria! El ministro del Interior está missing, salvo un canutazo en vídeo a TVE desde sus vacaciones. La de Defensa, también. El energúmeno que debe encargarse de los trenes pasa de todo. Está de jarana y se dedica a hacer chistes partidistas y cutres en Twitter sobre el drama de los incendios (y van de partido ecologista). El capitán del equipo se encuentra agazapado en La Mareta. Es incapaz de desplazarse a apoyar a los ciudadanos que sufren los fuegos y el caos ferroviario, por dos razones: 1.- No puede pisar una calle sin que lo abucheen (o peor, véase Paiporta). 2.- Cada vez que la nación sufre una calamidad, el Gobierno central se lava las manos y le pasa el embolado a las comunidades (ya saben: «si quieren ayuda, que la pidan»).
Por favor, denunciemos con fuerza la nulidad de un simulador que okupa el poder sin hacer nada. No nos distraigamos entrando a capotes como el de Jumilla, que les viene de maravilla como cortina de humo (o no digamos ya abriendo un absurdo frente con la Iglesia, alzaprimado a todo meter por los medios sanchistas, pues ayuda a su causa).
No tenemos Gobierno ni presidente. Solo un superviviente secuestrado por los separatistas, pringado por la corrupción de su familia y su partido y al que han calado por fin en el extranjero. Los líderes que importan han descubierto que es un personaje tóxico. Ya no lo invitan ni a tomar una gaseosa.