Apoyo al pollo
Pocas noticias me han ilusionado más que la petición del pollo canario al Nobel de la Paz. Seamos patriotas y apoyemos al unísono su escalofriante idea
Pocas noticias me han ilusionado más en mi vida –ese pasar por el mundo rodeado de olvidos e injusticias– que la petición del pollo canario al Nobel de la Paz. Seamos patriotas y apoyemos al unísono su escalofriante idea. Noruega, que además de una gran nación es un país bellísimo, tiene muchos millones de habitantes y una capacidad inigualable apara destinar a la docena de noruegos más tontos como miembros del jurado del Nobel de la Paz, que han logrado entre otros santos Pérez-Esquivel, el farsante argentino; Rigoberta Menchú, que falsificó sus antecedentes; y el conocido dirigente palestino y asesino en masa Yasser Arafat. Hace años estuvieron a un paso de concederle el Nobel a Mereces Milá, pero no cuajó. Tenemos un fiscal general del Estado socialista pero no tan deleznable como el prerrecluso, que, conocido por su maestría en la lucha canaria, se conocía como el «Pollo de Pinar». Es más tío que el de hogaño. Lástima que no haya coincidido en el poder con Ángel Víctor Torres, el ministro canario pelotillero conocido en el amado archipiélago como «El Pollo del los Lametones». Es el último ministro que abandona las sesiones del presumible Gobierno.
que no abandona el salón?
Es que el Pollo le está dando
el último lametón.
Con este juego propagandístico de Gaza –que fueron los primeros en atacar, asesinar, violar, torturar y bombardear Israel–, Sánchez se ha olvidado de España y se ha sacado el pasaporte de Hamás –Hamás es Gaza–, y parece que su nueva patria le ha granjeado votos perdidos. Las últimas convocatorias van redactadas en gazatí, que es como el catalán de Puigdemont sin Puigdemont. «Jamallá jafuz en Conswejo de Ministros adin Monclova Alí babá». Y nadie falla.
Pero lo del Pollo del Lametón me tiene descolocado. De haber solicitado el Premio Aladino para Sánchez, nada me resistiría a la complacencia. Pero aprovechar la anual moña de Oslo se me antoja demasiado. Por si algún pelma me corrige, todos menos él, sabemos que los Nobel los concede el Instituto Carolina de Estocolmo y lo entrega el Rey de Suecia. Pero a petición del Rey de Noruega, Suecia cedió a los Noruegos todo el protagonismo del Nobel de la Paz.
pitillero y bermellón,
el presidente de Gaza
y su pollo lametón.