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Cosas que pasanAlfonso Ussía

El del odio

Pablo Iglesias se ha querellado contra dos solitarios ingeniosos y brillantes. De una de ellas, Marta Sevilla, a la que sigo, sólo he encontrado juicios sintéticos, bien redactados y con una ironía demoledora

Se ha celebrado con globos, serpentinas y cajas vacías rojas de bombones Nestlé, la inexistente relación de intoxicados durante la celebración de las nupcias a la tortilla de nuestra querida y elegante exsecretaria de Igualdad Ángela Rodríguez 'Pam' y la ilustre novio por un día doña Allende Marina. Nadie busque en mi preámbulo malas intenciones. La boda de la tortilla así se ha inmortalizado porque la tarta nupcial era una descomunal tortilla de patatas como el pirulí de TVEM (Televisión Enciclopédica Miró), y me opongo a meterme en esos tejemanejes. No asistieron ni Pablo Iglesias ni Irene Montero, los creadores de la dimensión política de Pim Pam Pum, que es el modo cariñoso para dirigirse a ella. A partir de ahora, como feliz espose, doñe Allende podrá dirigirse a ella como hacen los vaqueros que se anuncian en las películas durante la emisión del cine de la Trece. Pam, Pem, Pim, Pom y Pum. En la emisión de hoy, adelanto la sorpresa. El actor que interpreta al coronel Dawson, gran amigo de los arapahoes que es malherido de un flechazo arapahoe y por lo que tarda en montar en su caballo, es Julio Ariza.

El otro punto en cuestión es la denuncia por odio continuado de dos usuarios de X interpuesta por el cocinero y empresario culinario en diferentes lavabos, Pablo Iglesias. Se ha querellado contra dos solitarios ingeniosos y brillantes. De una de ellas, Marta Sevilla, a la que sigo, sólo he encontrado juicios sintéticos, bien redactados y con una ironía demoledora. Eso no es odiar. Es ser ingenioso y oportuno, o ingeniosa y oportuna, porque siempre le arrea a los desjabonados de Podemos la máxima de los clásicos epigramistas españoles.

A la abeja semejante,
para que cause placer,
el epigrama ha de ser
pequeño, dulce y punzante.

Está casada, tiene clase, es guapa y es madre. ¿Una mujer así puede sentir odio? Odian los raros, los experimentales, los feos a los guapos y los samoanos a los upupos y mononos, sus vecinos que les roban los cocos mientras duermen. ¿Pero, quién tiene la necesidad de odiar a una maquinilla de odio?

La imaginación.

Y feliz noche nupcial a Pam, Pem, Pim, Pom, Pum y Allende

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