Manifestación propalestina hoy: igual voy

En los tiempos de la Segunda Guerra de Golfo, allá por marzo de 2003, hubo una manifestación contra la guerra de esas que convocaban Pedro Almodóvar y asociados a la que tuvo los bemoles de acudir mi buen amigo Hermann Tertsch revestido con una pancarta a favor del desarme de Irak. No sé cómo, pero sobrevivió sin que le partieran la cara.

Un par de meses antes nació un sobrino mío. Jacobo Pérez-Maura Rodríguez-Miñón. Sus padres nos convocaron al bautizo en el monasterio de Santo Toribio de Liébana, que era la tierra donde vivían. Para la ceremonia a mí me encargaron que redactara las preces. Y en vísperas de desatarse el horror en Irak, una de las que se leyó fue «Por una paz justa». Acabáramos. Cuando se terminó de leer las preces, el franciscano que oficiaba manifestó su indignación por condicionar la paz. La paz debía de estar por encima de todos y nos soltó al respecto una filípica bastante más larga que la homilía. Está claro que la Justicia es cada vez más un concepto subjetivo.

Asumo que no hará falta que les recuerde lo que se ha vivido en Gaza en los dos últimos años. Como ya he escrito aquí muchas veces yo comprendo que se hable e incluso se denuncie los muertos habidos allí. Pero partiendo de la base de advertir qué fue lo que desató esa guerra el 7 de octubre de 2023.

El pasado miércoles la CGT convocó una huelga general en España por la paz en Palestina. Claro, en Gaza ya había habido un alto el fuego, si no una paz plena. Se sumaron parcialmente a la convocatoria UGT y Comisiones Obreras que pueden manifestarse contra todo menos contra los problemas de los trabajadores y el Gobierno que no los resuelve. Es posible que ustedes ni se enteraran de esa huelga porque no la siguieron ni los que la convocaron. Cifras patéticas. Aunque nos cortaron las calles con bastante eficacia. Y los sindicatos dando números de comités de empresa que se habían sumado. Una forma vergonzosa de decir que se habían apuntado en una lista, pero no habían parado.

Y hoy, tan panchos, han convocado otra manifestación que sale a las 11,00 desde la Puerta del Sol y va hasta la plaza de Juan Goytisolo –qué destino tan conveniente– para pedir «el fin inmediato de la ofensiva militar en Gaza», la «ruptura de relaciones diplomáticas entre España e Israel» y «el compromiso para garantizar una resolución pacífica del conflicto». Con un par y la bandera de Tafalla.

Hasta donde yo sé, pero no estoy seguro de que los convocantes se hayan dado cuenta, pedir la ruptura de relaciones diplomáticas es una forma de manifestarse contra la parte mayoritaria del Gobierno de Sánchez. Y aunque yo no estoy a favor de la ruptura de relaciones diplomáticas, si se van a manifestar contra el Gobierno Sánchez igual me animo y voy.

Porque claro, manifestarme en favor del fin de la ofensiva militar y la resolución pacífica implicaría estar en la luna de Valencia. Qué capacidad tiene esta izquierda de estar al margen de la realidad. O de inventarse una realidad alternativa. La ofensiva militar se ha parado y sólo el incumplimiento de Hamás puede reiniciar la guerra. No me sorprendería que ocurra.

Pero claro, quizá lo que debería hacer es ir a la manifestación con una pancarta reivindicando a los palestinos que han sido asesinados públicamente por los terroristas de Hamás acusados de no ser partidarios suyos. Unos civiles que no han tenido derecho a un juicio, ni a un abogado, ni a nada. Supongo que en la lista de víctimas de Gaza los convocantes el domingo incluirán sus nombres y pondrán claramente que han muerto en esta guerra, como los 1.200 asesinados el 7 de octubre de 2023. Y que han sido ejecutados por Hamás. Más que nada, por ilustrar al común.