Se hicieron con el poder para llenarse los bolsillos
¿Acaso no es un pago a los servicios prestados por el PNV a Sánchez en la moción de censura contra Rajoy y durante el tiempo que lleva en la Moncloa que su expresidente, Andoni Ortúzar, haya sido agraciado con un puesto en el consejo de la Telefónica de Murtra? Y esto, si no es corrupción política, lo parece
¿Qué más tiene que pasar para que nuestra capacidad de asombro sucumba ante esta orgía de corrupción sistémica sin que los españoles podamos sustanciar en las urnas el estado de indignación y cabreo crecientes? La fosa séptica del sanchismo empieza a adquirir dimensiones incontrolables y parecerse a un sudoku por la cantidad de nombres de personas imputadas, detenidas o encarceladas, y empresas públicas y privadas investigadas por sus conexiones con el muladar sanchista. A este paso terminarán faltando celdas en Soto del Real para acoger a tantos «vips» devenidos en émulos de Rinconete y Cortadillo a las órdenes de Pedro Sánchez Monipodio.
Urge una sección fija en El Debate con una guía sobre quién es quién en el estercolero para no perdernos detalles de cómo la banda del Peugeot creó una organización criminal para operar desde el poder nada más llegar al gobierno. La investigación de la UCO no deja lugar a dudas sobre las intenciones primigenias de quienes justificaron su entrada en la Moncloa con la excusa de regenerar la política, acabar con la corrupción del PP y devolver la salud democrática a las instituciones, cuando la realidad es que querían forrarse ellos y llevárselo crudo, desde el primer minuto, de las empresas a cambio de favores políticos. Lo de siempre, esto es, cobrar mordidas por adjudicaciones y licencias, que es más viejo que la humedad.
Solo así se explica que el hombre de máxima confianza de la vicepresidenta y vicesecretaria general socialista, María Jesús Montero, detenido junto a 'Leyre cloacas', amasara un patrimonio tras su paso por la SEPI, el holding empresarial del Estado, de más de seis millones de euros y no fuera por haberle tocado la lotería. La lotería eran las comisiones ilegales cobradas de las empresas beneficiadas por las adjudicaciones y licencias para operar con hidrocarburos, como el millón de euros que le cayeron 'en suerte' a Ábalos y otros cargos públicos. O los 53 millones de euros librados por la SEPI para rescatar a una compañía aérea como Plus Ultra, menos estratégica en el sector aéreo que una heladería en la Antártida, con un solo avión pero con vínculos suficientes con la Venezuela de Maduro como para blanquear, según la investigación, actividades delictivas con parte de ese dinero. Sus dos directivos están detenidos y Zapatero bajo sospecha por figurar como la mano que meció la cuna del cuestionado rescate.
Habrían bastado dos o tres titulares de la decena larga que ocupan las portadas de la mayoría de diarios digitales o impresos y de algunas radios y televisiones, referidos a la escandalera nacional de los casos de corrupción política y económica y de índole sexual que afectan a Sánchez y al PSOE, para tumbar a cualquier gobierno democrático.
En España, sin embargo, todavía no es suficiente para que Sánchez dé por finiquitada la legislatura y convoque ya elecciones, aunque se barrunta que la situación insostenible le forjará a hacerlo en el comienzo de 2026. De momento su falta de sentido de Estado, unido a sus nulas convicciones democráticas y ausencia de escrúpulos políticos, junto a su provocadora y osada desvergüenza, le han llevado a atrincherarse en la Moncloa para protegerse con el BOE de las previsibles consecuencias judiciales sobre las que finalmente tendrá que responder. Y de paso impedir la alternancia en el gobierno imposibilitando el cambio en las urnas, cosa que explica su deriva liberal y autocrática.
Nada de esto, sin embargo, podría hacerlo sin la complicidad y actitud, indolente e hipócrita ante los escándalos de corrupción política y sexual, de quienes le aprietan e impiden aprobar sus Presupuestos por tercer año consecutivo, pero no le ahogan, en el convencimiento de que siempre pueden aprovecharse de un Sánchez, rehén y cada vez más débil, resistiendo sin poder gobernar, antes que facilitar una alternativa democrática en la Moncloa que les sea desfavorable a sus intereses personales y partidistas. Con lo combativos e inflexibles que fueron contra la corrupción del PP y el Gobierno de Rajoy y los pastueños, cínicos, miserables y cómplices pasivos que resultan con Sánchez y su muladar cenagoso. ¿Acaso no es un pago a los servicios prestados por el PNV a Sánchez en la moción de censura contra Rajoy y durante el tiempo que lleva en la Moncloa que su expresidente, Andoni Ortúzar, haya sido agraciado con un puesto en el consejo de la Telefónica de Murtra? Y esto, si no es corrupción política, lo parece.