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Ojo avizorJuan Van-Halen

El Rey, Sánchez y los Santos Inocentes

A Sánchez no le ha ido bien en los últimos tiempos, pero no le preocupa lo que les ocurra a los demás por muy de su confianza que fuesen; no los conoce. Tampoco le preocupa perder elecciones, que para eso están los que encaramó a ministerios. En la noche electoral de 2023 proclamó que había ganado habiendo perdido

El mensaje del Rey varió su escenificación. Confieso que no me gustó el cambio. Parece que se trató de disminuir el protocolo mostrando al Monarca moviéndose por el salón de columnas como un presentador de televisión. Le quitaron el sillón. Mal asunto. Acerté en mi pronóstico de un artículo anterior: el Nacimiento al fondo, identificado en una sola toma televisiva. Un buen amigo embajador me habla del mensaje de Navidad del Rey Carlos de Inglaterra, y su decidido clima creyente, con servicio religioso de toda la Familia Real el día 25, por si no quedaba claro. Aquí somos distintos. La tradición y las creencias de la mayoría de los españoles parece que resultan fáciles de orillar.

Ya se sabe que las intervenciones del Rey las consulta con Moncloa. ¿Quién estaba detrás esta vez? Felipe VI dirigió un mensaje a los españoles pleno de verdades, denuncias de fallos y convocatorias a la convivencia, la palabra más pronunciada. Muy bien. Pero me interesa tanto como lo que dijo, lo que eludió. Desde una referencia a su padre, tras la publicación de «Reconciliación», al desastre que supone la corrupción. Silencios en un mensaje breve, de nueve minutos. La situación de España da para más. Que cada cual saque sus consecuencias.

Las reacciones al mensaje fueron las esperadas. PSOE y PP, a favor; Vox sin comentarios, no se compromete; la izquierda radical, no comprada, en contra. Rufián hizo otra vez el jaimito, diciendo que cómo se puede hablar de vivienda desde un palacio. Rufián, si leyese un poquito, sabría desde dónde dictaba su política el comunismo mundial: desde un palacio. Hablar menos y leer más es reconfortante. El PNV se quejó de que el Rey no se refiriera al País Vasco, olvidando los sucesivos favores recibidos del sanchismo. El último, el nombramiento de Andoni Ortuzar para el Consejo de Administración de Telefónica. Todos contentos. Mientras, Marisu Montero amenaza, otra vez, con presentar unos Presupuestos, prorrogados una y otra vez incumpliendo la Constitución. ¿Qué le dará Sánchez en esta ocasión a Puigdemont para que vuelva al redil? No sé, pero nos lo quitará al resto de los españoles. Y la sociedad muda.

Sánchez goza de quince días de vacaciones, supongo que en uno de los palacios que okupa para su esparcimiento, esos lugares que molestan tanto a Rufián. A Sánchez no le ha ido bien en los últimos tiempos, pero no le preocupa lo que les ocurra a los demás por muy de su confianza que fuesen; no los conoce. Tampoco le preocupa perder elecciones, que para eso están los que encaramó a ministerios. En la noche electoral de 2023 proclamó que había ganado habiendo perdido. Su entendimiento de la verdad es singular. La verdad es lo que él cree; lo demás no cuenta. La felicitación de Sánchez, eludió, como no, cualquier referencia a la Navidad que es el motivo de la celebración. Sigue un camino errado de una Europa desorientada, pero al que no se suman países con tradición, como en los mensajes de no pocos presidentes y jefes de Gobierno europeos, el primero por su claridad el de Giorgia Meloni.

Mañana celebramos los Santos Inocentes. Acabó siendo una festividad unida a bromas que llamamos inocentadas. Pese a lo humorístico del día, la fiesta está relacionada con una historia bíblica nada divertida. Rememora, según el evangelio de San Mateo, la orden de Herodes de matar a todos los niños menores de dos años; pensó que alguno de ellos podría ser el Niño de Belén, y temía por el futuro de su trono. En la Edad Media la fecha coincidía con la llamada Fiesta de los Locos, celebración pagana en la que el pueblo se disfrazaba, comía, bebía, cantaba, bailaba, y se dedicaba a otros menesteres placenteros, pero normalmente no públicos. Con el tiempo las dos festividades se fusionaron y el despiadado infanticidio se unió a la diversión, ya sin desenfreno. Veo en este día de las inocentadas más culpables que inocentes. Miremos alrededor: lo que no quiere reconocer Sánchez.

El año ha sido tremendo para el sanchismo. Ábalos ha pedido mantener un vis a vis con una de sus sobrinas. Con su pan, o sin pan, se lo coma. Cada uno a lo suyo.

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