Aborto: de delito a derecho

Una cuestión fundamental, objeto continuo de sesgados manejos por el progresismo, es el aborto. Desde el interés en dulcificarle el nombre por interrupción voluntaria del embarazo, hasta el habitual fraude de ley aplicado en los casos de grave riesgo para la «salud psíquica» de la embarazada; desde la explotación de manipulados casos límite utilizados para legalizarlo o ampliarlo (v.gr. Caso Roe vs Wade en Estados Unidos), hasta el intento de reducirlo a un asunto meramente religioso. Pero la maniobra actual más trascendental en este tema la encontramos en la reubicación de su tratamiento jurídico, pretendiendo expulsarlo de su ámbito natural de protección del derecho a la vida del concebido no nacido, para constituirlo en un novísimo supuesto derecho a la salud sexual y reproductiva de la embarazada. Pasaría, así, de un delito contra la vida humana, a un «salutífero» derecho: desapareciendo el derecho a vivir del ser humano concebido, y sustituyéndose por un derecho a la salud (?) de la embarazada a matar a su hijo. Esta maniobra, vergonzosamente liderada por poderosos organismos e instituciones internacionales que no cesan de proclamarse defensores de la vida humana de los más débiles, no sería muy diferente a la de justificar la pena de muerte a un delincuente, sustituyendo su derecho a la vida, por un ilimitado derecho de la víctima a satisfacer su deseo de justicia.