Cartas al director
Algo huele mal
El 90 % de la información que recibe nuestro sistema nervioso procede del órgano de la vista. Siendo así, no es el más importante para nuestra supervivencia.
En el olfato, los estímulos captados por la pituitaria amarilla son procesados sin pérdida de tiempo. (Así, antes de que nuestro ojo detecte un incendio, nuestra nariz ya ha puesto en alerta a nuestro sistema de defensa).
El olfato pronto se acomoda al olor y este deja de ser «percibido». Es como cuando entramos en una habitación cerrada con gente: percibimos la «bofetada» pero en poco tiempo nos adaptamos e ignoramos ese olor.
Existe la anosmia, la hiposmia, la parosmia, la cacosmia y la fantosmia, todas ellas alteraciones del sentido olfativo. La más perjudicial es la anosmia, que es la falta de la capacidad olfativa.
Creo que la sociedad española está pasando de un episodio de hiposmia a la anosmia. Se ha acostumbrado al mal olor de la corrupción y la degradación o descomposición democrática y pronto dejará de detectarlo. Con las pésimas consecuencias que de ello se deriva.
Necesitamos tratamiento urgente.