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Cartas al director

Energía y medio ambiente

No soy ecologista pero sí un firme partidario de la naturaleza virgen, lo cual no obsta para ser también un firme partidario de la energía nuclear. Los buenismos medioambientalistas –siempre y cuando no participen de oenegés recurrentes–, bienvenidos sean, pero partiendo de la base de que las sociedades necesitan energía para vivir y que obtenerla y distribuirla no es tarea sencilla.

¿Serán capaces las renovables de suplir a los combustibles fósiles, nucleares e hidráulicos en la generación de energía? A mí juicio no y en lo que respecta a las basuras que producen, el argumento de residuos es corto de miras: ¿cuántas enfermedades y muertes han producido las gasolinas y otros hidrocarburos? Más que la energía nuclear aunque, cierto es, la longevidad de la radioactividad hoy irradiada perdurará probablemente al final de la existencia de la humanidad.

Una sociedad que, como hemos comprobado y sufrido el 28 de abril, requiere energía, cada día más. Sin ella, el caos se adueña del rutinario trajín diario y los ecologistas y sus remedios caseros poco aportan para solucionarlo, todo lo más enturbiar el ambiente.