Cartas al director
Nada tema más Sánchez que quedarse sin demonios
Los enemigos ficticios de Pedro Sánchez han sido incontables durante todos estos años, e imprescindibles, porque vive mejor con ellos que sin ellos. Mejor dicho, porque sobrevive gracias a ellos.
La extrema derecha, Franco, Vox, el lawfare, los pseudomedios y su última ocurrencia, los ciberataques.
Sánchez inocula el miedo a la población para manipularla, se inventa enemigos irreales para tergiversar el relato, sus diabólicos fantasmas son sus comodines a quienes culpar gratuitamente de todos los males. Son sus excusas para justificar lo injustificable, para exculparse.
Parafraseando a Umberto Eco cuando en su afamada novela El nombre de la rosa: el venerable Jorge le dice a Guillermo de Baskerville: «La risa mata el miedo, y sin el miedo no puede haber Fe, porque sin miedo al Diablo ya no hay necesidad de Dios». Podríamos decir salvando las distancias que «sin miedo al diablo ya no hay necesidad de Sánchez».
Por eso nada teme más Pedro Sánchez que nos riamos de los propios miedos que invoca, que nos mofemos de sus fantasmas. Por eso nada teme más Pedro Sánchez que quedarse sin enemigos; que quedarse sin demonios.
No hay nada nuevo bajo el sol, el poder ha preferido siempre cultivar el miedo al humor.