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Cartas al director

Amnesia presidencial

Pedro Sánchez ha encontrado en José Luis Ábalos un extraño comodín, el de convertir al que fue su arquitecto político en un «gran desconocido». La fórmula, repetida machaconamente en las entrevistas concedidas en las últimas horas, pretende marcar distancias con quien fuera su número dos en el PSOE, su ministro de Transportes y su operador clave en los años en los que construía poder a contrarreloj.

Que hoy, en plena crisis por las acusaciones lanzadas por Ábalos antes de entrar en prisión, Sánchez decida presentar a su antiguo hombre de máxima confianza como alguien cuya vida personal ignoraba, revela tanto como oculta. Sobre todo, insinúa la voluntad de clausurar la etapa Ábalos a golpe de negación. Sánchez se afana en subrayar que ni él ni el PSOE aceptarán «amenazas ni chantajes», un aviso que funciona a la vez como línea roja y como coartada. Reitera una y otra vez que todo es «mentira», «bulo» o «desinformación», mientras evita judicializar la disputa para no caer, dice, en «una espiral de querellas». El presidente se alza digno contra la corrupción y reivindica haber «extirpado» cualquier conducta irregular en su entorno, aunque no clarifique qué hará si la investigación que le roza llegara a imputarlo. Ese espacio de ambigüedad es el que el PP explota.

Alberto Núñez Feijóo, raudo en el diagnóstico, ha definido como «hipocresía» la súbita amnesia presidencial. No solo porque Ábalos fue «el arquitecto de la era Sánchez», sino porque su caída provoca un eco que alcanza a las zonas sensibles de La Moncloa, como son la esposa del presidente, las reuniones discretas para la moción de censura de 2018, las gestiones con Air Europa que la aerolínea niega tajantemente... Feijóo, que ha construido su ofensiva sobre el argumento de la falta de «credibilidad» de Sánchez, afirma sin rodeos que «todo lo que ha negado se ha convertido en una verdad judicial».

Una frase para instalar la sospecha como método. El PP, además, interpreta este movimiento del presidente como parte de una estrategia mayor, la de ganar tiempo. Hablan de un nuevo «cheque en blanco» a Junts, insinuando que Sánchez busca retener apoyos parlamentarios a cualquier precio para llegar a 2027.

Genaro Novo

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