Fundado en 1910

02 de mayo de 2024

En primera líneaRicardo Martínez Isidoro

Los servicios de inteligencia extranjeros

Los servicios de inteligencia de los países vecinos son especialmente activos en el devenir de las actividades críticas de las naciones con las que comparten fronteras, pues las decisiones españolas, en este caso, les afectan de alguna forma

Actualizada 01:30

Los recientes acontecimientos conocidos por los medios, y probablemente muy ciertos, sobre el espionaje e intento de captación de oficiales de Inteligencia del CNI por parte de miembros de la CIA destinados en España, nos dan idea de por qué existe en nuestra ley de Seguridad Nacional una referencia al espionaje como parte importante de los riesgos y amenazas a prever y conculcar.
La cuestión no sería novedosa, tampoco, con otro cualquier servicio de inteligencia, es decir, con aquellos que mantienen una acción de permanente interés sobre España, y la «observan», por señalar esta actividad con cierta delicadeza diplomática, en el sentido de que las decisiones españolas en los ámbitos generales (político, económico, social, estratégico, etc.) o militares, les puedan afectar de alguna forma.
Tenemos en mente a Marruecos y Argelia, por la siempre equidistancia que ha mantenido España en el conflicto intermagrebí, actualmente rota por nuestras decisiones sobre la soberanía del ex Sahara español, y quizás ahora a Israel por la postura reciente española sobre la guerra de Gaza, en plena Presidencia Española de la UE, e incluso a potencias lejanas al primer círculo de interés español, Irán en este caso, como al parecer indica el reciente atentado contra un político español, en pleno periodo de investigación.
En otro orden de cosas, los servicios de inteligencia de los países vecinos son especialmente activos en el devenir de las actividades críticas de las naciones con las que comparten fronteras, pues las decisiones españolas, en este caso, les afectan de alguna forma.
Es patente el interés de Francia por la evolución de los avances de su causa que logran los separatistas españoles, vascos y catalanes, y consta la dedicación a estos aspectos de sus Servicios de inteligencia, pues existe un País Vasco Norte (Iparralde) que contabilizan en España los separatistas como el futuro quinto territorio vasco, además de Navarra. De igual manera, existe una Cataluña Norte con cierta vinculación ideológica, suficiente para mostrar interés a los servicios galos; ni que decir tiene que Francia evita toda concesión legislativa a sus territorios de riesgo, por otra parte no delineados administrativamente sobre lo étnico y la lengua, y exige el uso del francés en sus debates institucionales. No hay que olvidar tampoco, y eso constituye una referencia para los servicios de inteligencia franceses, que su Constitución vigente (V República 1958) prohíbe claramente la segregación de territorios.
ilustracion servicios inteligencia

Lu Tolstova

Se podrían seguir analizando las diferentes partes del mundo y remarcar aquellos países o Instituciones colectivas que son especialmente interesantes para los Servicios de Inteligencia, llegando a la conclusión de que cada país o zona concreta posee en mayor o menor medida unos intereses que colisionan con los nuestros, o al menos no coinciden; como conclusión inicial se podía admitir que se puede ser aliado, en OTAN y UE, compartir los objetivos comunes de los Tratados, incluso los altos mandatarios de cada país miembro ser «amigos», y coincidir en lo fundamental, pero los servicios de inteligencia nunca pueden recibir el apelativo de amigos, pues los objetivos nacionales, por muy próximos que parezcan acercarse al interés común y a la letra de los acuerdos, siempre se diferenciarán.
En el caso que sirve de entrada al artículo, las actividades de la Agencia Central de Inteligencia (CIA), servicio de inteligencia y contrainteligencia en el exterior norteamericano, viene siendo activo en España desde hace muchos años, y es efectivamente un servicio aliado, con el que se mantiene un protocolo de actuación donde se relacionan los objetivos y actuaciones que pueden ser comunes, se establecen los contactos necesarios, en Madrid y Washington, se acepta al personal acreditado por cada parte, que reúne las condiciones que fija la Convención de Viena, y se sellan dichos acuerdos con la firma de los máximos responsables de ambos servicios, que se visitan y contactan al máximo nivel.
Cualquier otra acción no prevista en dichos protocolos, supervisados muy meticulosamente en cada servicio de inteligencia, es ilegal, y lo es porque el resto del dominio de la inteligencia, no protocolizado por los acuerdos, es un delito su espionaje, por tanto los responsables, inmunes a la acción de la Justicia del país receptor por la citada convención, deben abandonar el país objeto, por sus incumplimientos.
Este aspecto, lógicamente, es similar en las actividades de los miembros de la Inteligencia española en Estados Unidos, por reciprocidad; sin embargo es necesario insistir en que si Estados Unidos pretendía tener una «visión especial» sobre el servicio español de nivel nacional es porque le interesaba algún asunto exclusivo no protocolizado en los intercambios.
De todas las maneras, llegar al interior de un servicio de otro país, infiltrarle, es uno de los objetivos de cualquier servicio de inteligencia que se precie, por ello pueden ser aliados, nunca amigos y siempre contrincantes.
  • Ricardo Martínez Isidoro es general de División (R) y escritor
Comentarios

Más de En Primera Línea

tracking