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En primera líneaJosé Antonio García-Albi

«Ahora que vamos despacio, vamos a contar...»

En primer lugar se está refiriendo al PIB nominal, del que hay que restar la inflación para obtener el PIB real. Teniendo en cuenta que el indicador adelantado de inflación del 2024 es del 2,8%, tras la resta mencionada el PIB de verdad queda severamente raquítico y ridículo

Actualizada 01:30

Una vez superada la conmoción que me produjo el obsceno espectáculo del presidente P. Sánchulo el pasado 23 de diciembre, con aquella intervención de auto aplauso en la que derrochó una actitud de desprecio y burla en relación a todo lo acontecido en España y a los españoles, mucho de ello por su causa, llega el momento de poner un poco de reflexión sobre lo vertido en aquel lamentable show moralmente pornográfico.

Ahora

Lu Tolstova

Sostener que España lidera el crecimiento de las grandes economías europeas y que vamos como un «cohete» es vender crecepelo en el lejano Oeste. Vamos a dar por buena la cifra ofrecida por él de un incremento del 2,9% del PIB, pero sacar la antedicha conclusión basándose en el PIB es como hacer un guiso y decir que la sal ha quedado muy rica.

En primer lugar se está refiriendo al PIB nominal, del que hay que restar la inflación para obtener el PIB real. Teniendo en cuenta que el indicador adelantado de inflación del 2024 es del 2,8%, tras la resta mencionada el PIB de verdad queda severamente raquítico y ridículo. Es muy clara la necesidad de realizar ese ejercicio. Si el PIB se expresa en unidades monetarias es lógico ajustar la dimensión de la magnitud en cuestión al verdadero valor de la moneda; si la moneda vale menos hay que mostrarlo. De otro modo tendríamos el absurdo de que inflaciones tipo Venezuela, podría reflejar un crecimiento extraordinario de la economía; nada más lejos de la realidad.

El método más habitual para calcular el PIB es el de sumar las demandas agregadas de los distintos agentes de la economía de un país. O sea, el resultado de adicionar al gasto e inversiones de familias y empresas, el consumo final del sector público y el saldo neto de las exportaciones menos las importaciones. Vamos a ir separando los distintos ingredientes del guiso para poder hacer una valoración correcta.

Hay que decir que la inversión de familias y empresas se ha reducido un -1,3% lo que perjudica el futuro de nuestra economía. El saldo neto de exportaciones menos importaciones es de un menos – 0,2%. Es decir que los sumandos de las inversiones y el del comercio exterior son negativos y restan en el resultado del PIB final.

Entonces ¿de dónde proviene el crecimiento del PIB nominal, que no del real? Una de los componentes de la magnitud de la hablamos es el consumo final del sector público, que ha aumentado en un 2,5% en el año 2024. Hay que recordar que este consumo final es gasto no productivo; por ejemplo, los sueldos que las administraciones pagan a sus trabajadores se contabilizan dentro del agregado gastos de las familias y las inversiones en infraestructuras lo son en ventas de las empresas que las ejecutan. En conclusión, lo que crece es lo referido a gastos no productivos. Esto no solo camufla la situación real de la economía y aplica recursos a cuestiones innecesarias, sino que además hurta renta disponible a los ciudadanos y empresas y se paga y financia con un suicida crecimiento de la deuda pública que genera el gobierno pero la pagamos los ciudadanos. Negro futuro.

Se dice que el crecimiento también se apoya en la evolución positiva de la demanda interna de bienes y servicios. Veamos a qué se debe; anticipo que al gobierno no. En primer lugar la población de nuestro país ha pasado de 47,4 millones a principio del 2022 a 48,9 millones al terminar el pasado año. Es normal que al subir la población se demanden más productos. Aquí habría que recurrir al PIB per cápita medido en paridad de poder adquisitivo. Es decir, el dinero que disponen los ciudadanos en relación ponderada con precios y salarios; pues seguimos bajando, y estamos bastante por debajo de la media europea.

La población envejece a un ritmo acelerado. Más de un 20% de la misma ha ingresado en el segmento de la jubilación. Este grupo poblacional también consume, eso se contabiliza en la demanda interna. Pero ocurre que al estar nuestro sistema de pensiones en la ruina, el gobierno recurre ya, a endeudarse en 130.000 millones anuales para inyectar dinero al sistema de pensiones. Lo pagaremos nosotros o colapsaremos. Otra vez, un crecimiento contable y nominal sobre bases de fango con un negro futuro. Para terminar de informarles hay que decir, que esto ocurre porque el irresponsable dogmatismo patológico de nuestros retrógrados y viejunos socialistas, impide transitar de un quebrado sistema de pensiones de reparto a otro viable y moderno de capitalización.

Vemos que la Unión Europea nos regaña por la negativa evolución de nuestro índice de pobreza, en especial la infantil. Presentamos el peor dato de paro, a pesar de los camuflajes, de la Eurozona siendo de enorme gravedad el que afecta a la juventud. El gobierno tiene intervenidos los mercados energéticos y los de la vivienda por lo que es el único responsable del problema del acceso a una residencia. Son mercados que no funcionan y presentan precios al alza porque el que debiera garantizar su libre funcionamiento hace lo contrario. Eso sí, somos campeones en confiscar renta disponible a ciudadanos y empresas vía impositiva y en potenciar la bomba de relojería de la deuda pública.

Las actividades económicas tienen como objetivo y deber la creación de valor. Las empresas de hacerlo para sus accionistas y empleados. Los gobiernos, para el conjunto de los ciudadanos mediante el permanente incremento de las rentas disponibles de los mismos (no como ahora) además de mantener el valor la moneda. Esto es imposible con el socialismo y menos con el social populismo que padecemos. Es que en lugar de una locomotora, han hecho un guiso que nos va a provocar una enorme gastroenteritis; eso sí, la sal les ha quedado muy buena.

Para Paloma y demás estudiantes de Economía

  • José Antonio García-Albi Gil de Biedma es empresario
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