Fundado en 1910
En primera líneaPedro Fuentes

La luz que se apaga

En los últimos años, el poder de gobierno se reduce al 'decretismo', un presidencialismo basado en ese poder que se eleva por encima de la ley, cargado de exceso, de falta de coherencia y, en definitiva, autócrata.

Actualizada 01:30

Decía Cicerón que «el buen ciudadano es aquel que no puede tolerar en su patria un poder que pretende ser superior a las leyes». Si las leyes no son iguales para todos los ciudadanos, empezamos a constatar cómo se gobierna sin moderación y con exceso.

Lu

Lu Tolstova

En los últimos años, el poder de gobierno se reduce al 'decretismo', un presidencialismo basado en ese poder que se eleva por encima de la ley, cargado de exceso, de falta de coherencia y, en definitiva, autócrata.

A estas alturas no parece necesario relatar los actos que avalan esta peculiar democracia, pero sí sería interesante mostrar el otro lado de la moneda: el comportamiento ciudadano.

La mejor manera de evaluar la salud democrática de un país, es ponerlo a prueba. Tanto en la pandemia, la dana y el apagón, se han puesto en evidencia notables realidades.

Una vez más, la ciudadanía ha dado un digno ejemplo de civismo y esperanza el día del apagón.

Una vez más, carecemos de respuestas claras ante la situación y las medidas que se han de abordar al respecto.

Una vez más, se nos confunde y se nos amedrenta, cuando la patética realidad es que vamos descubriendo más incompetencia en la gestión de algunas instituciones del Estado, las cuales, son de vital importancia para el país.

Una vez más... no comprendemos.

Nos vuelve a suceder lo mismo: «Se observan problemas y no somos capaces de dar repuesta».

Nos pasó con la pandemia, con la dana y con el apagón. No se trata de que un «servidor público» crea que lo ha hecho bien. No. Se trata de que lo haga con conocimiento de causa.

Dirigir los esfuerzos a la ideología tiene el grave riesgo de no atender realmente las cuestiones importantes de un país: la seguridad, el trabajo y la libertad.

Somos menos seguros, tenemos deterioro en el empleo y menos libertad.

No es necesario avalarlo con ejemplos. Ya nos sobra hemeroteca, aunque algunos crean que es falsaria.

Este apagón es una sutil metáfora del tiempo que se nos fue y que difícilmente volverá: la luz se apaga.

Nuestro problema no es encender la luz. La solución es contar con los técnicos adecuados a las necesidades de un país dejando al margen las ideologías.

«El incompetente siempre se presenta a sí mismo como experto» según palabras de Ruiz Zafón.

No más, por respeto a los ciudadanos... No más, que esto no es decir cuatro charangas en el hemiciclo y, en el fondo, parece que da igual. Esto es muy grave...

Saramago, con su pensamiento crítico, nos dijo: «Ser comunista, socialista, o cualquier otra ideología es una cuestión hormonal».

Revisen sus hormonas y déjennos en paz de una vez.

Hasta la siguiente oscuridad.

Gracias.

  • Pedro Fuentes es humanista
comentarios

Más de En Primera Línea

tracking