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El Papa Francisco reza ante la imagen de la InmaculadaAFP

Homenaje a la Inmaculada Concepción  El Papa Francisco recuerda a las madres que lloran a sus hijos muertos por la guerra y el terrorismo

Acudió a la basílica romana de Santa María La Mayor para orar ante la Virgen y entregar la Rosa de Oro

El Papa Francisco, en una emotiva jornada con motivo de la Solemnidad de la Inmaculada Concepción de María, ha realizado una visita a Santa María La Mayor y la estatua de la Virgen en la plaza España de Roma.
Durante este encuentro, el Papa rindió tributo a las madres que enfrentan el dolor de perder a sus hijos. Siguiendo la tradición, el viernes 8 de diciembre, el Santo Padre llevó una corona de flores a la estatua de la Inmaculada Concepción en la plaza España de Roma como homenaje a la Madre de Dios, buscando su intercesión con la invocación: «Que venga tu reino de amor, justicia y paz».
Bajo un cielo nublado y en una tarde fría, la bandera española ondeaba en la embajada de España ante la Santa Sede, mientras un balcón repleto de espectadores presenciaba el evento.

El Papa Francisco saluda a la multitud después de una oración frente a la estatua de la Virgen MaríaAFP

Tras padecer una inflamación pulmonar durante dos semanas, el Papa de 86 años cumplió su cita anual en la Plaza España para rezar. Allí, recordó a las madres que sufren la pérdida de sus hijos por diversas causas, desde la guerra y el terrorismo hasta la adicción y enfermedades prolongadas y difíciles.
«Madre, dirige tus ojos de misericordia hacia todos los pueblos oprimidos por la injusticia y la pobreza, aquellos probados por la guerra; mira al atormentado pueblo ucraniano, al pueblo palestino y al pueblo israelí, sumidos de nuevo en la espiral de la violencia», dijo el Pontífice.
El Santo Padre elevó una oración, pidiendo a la Virgen su protección maternal, dirigiendo su mirada de misericordia hacia los pueblos oprimidos por la injusticia, la pobreza y la violencia, incluyendo a los afectados en Ucrania, Palestina e Israel.

El Papa Francisco, frente a la estatua de la patrona de RomaAFP

«Muéstranos de nuevo, oh Madre, el camino de la conversión, porque no hay paz sin perdón y no hay perdón sin arrepentimiento. El mundo cambia si los corazones cambian; y cada uno debe decir: a partir del mío. Pero el corazón humano solo puede cambiarlo Dios con su gracia: aquella en la que tú, María, estás inmersa desde el primer instante», rezó el Papa.
Después de la oración, el Papa saludó a varias personas enfermas entre la multitud, bendijo a niños y compartió gestos de cercanía, acompañado por música de órgano y de la banda como un tributo a la Virgen María.

Rosa de Oro a la Salus Populi Romani

Previamente, el Papa visitó la Basílica de Santa María la Mayor, donde llevó a cabo un acto histórico al donar la Rosa de Oro a la imagen de la Virgen Salus Populi Romani. Esta tradición, perdida durante 400 años, destaca la importancia espiritual de este icónico santuario mariano, uno de los más antiguos de Occidente dedicado a la Madre de Dios.

Francisco mira la estatua de la Virgen cerca de la Piazza de EspañaAFP

El gesto de la Rosa de Oro, símbolo de la bendición papal otorgado a lugares y figuras comprometidas con la fe y el bien común, refuerza el vínculo entre la Iglesia católica y Roma, demostrando la devoción del Santo Padre por este venerado ícono.
Posteriormente, en la Plaza de España, el Papa llevó a cabo el tradicional acto de veneración a la Inmaculada Concepción, siguiendo el protocolo al saludar al cardenal vicario de Roma y al alcalde de la ciudad. Tras la ofrenda floral y la oración, el Papa compartió momentos con enfermos y personas discapacitadas llevados por la Asociación Italiana de Voluntarios UNITALSI.
Esta tradición, iniciada por el Papa Pío IX, continúa con Francisco, quien rinde tributo a la Virgen en Plaza España, rememorando el dogma de la Inmaculada Concepción definido por Pío IX en 1854. Esta práctica ha sido mantenida por distintos pontífices, incluyendo a Juan XXIII y Pablo VI.