
Monseñor Sebastián Chico Martínez, con tres sacerdotes de Jaén, en Roma
«Hola, Santo Padre, me alegro de saludarle…»: los 28 segundos con León XIV de un cura de Jaén
«Es bonito ser sacerdote», le dijo el Papa a los seminaristas y sus formadores. «Gracias por lo que son. Nos recuerdan que cada vocación es, ante todo, un llamado a la alegría», subrayó
Para Pepe Navarrete, vicerrector del seminario de Jaén, 28 segundos bastaron para dejar una huella profunda en su vida y en su vocación sacerdotal. Durante el encuentro internacional con sacerdotes y seminaristas celebrado los días 23 y 24 de junio en el auditorio de la Conciliazione, muy cerca del Vaticano, Pepe tuvo un breve pero intenso diálogo con el Papa León XIV, según ha dado a conocer la propia diócesis de Jaén.
«Hola, Santo Padre, me alegro de saludarle…», fueron sus primeras palabras, cargadas de emoción. A continuación, transmitió al Pontífice el saludo cercano y afectuoso del obispo de Jaén, monseñor Sebastián Chico Martínez, de sus hermanos sacerdotes y de los 19 seminaristas a los que acompaña en su formación. El Papa, con una sonrisa le respondió: «¡Muchas gracias!». Y, al pedirle un consejo para ellos, León XIV fue directo, sencillo y profundo: «Que cuiden con fidelidad su SÍ. Un sí que es para el Señor y para toda la Iglesia, fiel hasta el final».
Ese consejo, breve, pero lleno de luz, refleja el espíritu de todo el encuentro, que reunió a más de 1.700 sacerdotes, formadores y seminaristas de todo el mundo en el marco del Jubileo para seminaristas y sacerdotes.
En su discurso, el Papa subrayó que ser sacerdote es, ante todo, «ser amigo del Señor». Esta amistad personal, alimentada por la Palabra, la oración y la Eucaristía, es «el fundamento del ministerio, el sentido del celibato y la fuerza del servicio eclesial». También, el Santo Padre quiso insistir en que la formación sacerdotal no puede reducirse a una instrucción académica, sino que debe ser un camino relacional e integral, que abarque toda la persona y fomente una fraternidad verdadera entre sacerdotes y obispos.
Tampoco faltó su mirada sobre la crisis vocacional en muchas regiones del mundo. León XIV recordó que, aunque los tiempos cambien, «Dios sigue llamando y permanece fiel a sus promesas. Por eso, debemos crear espacios donde su voz pueda ser escuchada».
Y, además, animó a los formadores a proponer caminos exigentes y liberadores, capaces de despertar en los jóvenes el valor de decir su propio «aquí estoy».
«Es bonito ser sacerdote»
El encuentro terminó con gestos espontáneos y llenos de cariño: saludos, abrazos, objetos bendecidos y la oración compartida. «Es bonito ser sacerdote», dijo el Papa con gratitud. «Gracias por lo que son. Nos recuerdan que cada vocación es, ante todo, un llamado a la alegría», subrayó.
«Los 28 segundos de Pepe no fueron solo un encuentro personal, sino una chispa de esperanza para el sacerdocio de hoy y de mañana. En pleno Jubileo de la Esperanza, su breve conversación con el Papa resuena como un impulso para quienes acompañan y rezan por las vocaciones. Porque cuando la llamada es verdadera, un 'sí' fiel puede cambiarlo todo», aseguran desde la diócesis andaluza.