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Antonio y Enrique, dos de los nuevos sacerdotes de Getafe

Antonio y Enrique, dos de los nuevos sacerdotes de GetafeDiócesis de Getafe

Cuatro nuevos sacerdotes y tres diáconos para Getafe y Alcalá

Este fin de semana, las dos diócesis madrileñas ampliarán su presbiterio con la ordenación de siete jóvenes

Siete jóvenes recibirán la ordenación diaconal o sacerdotal este fin de semana en dos celebraciones distintas. El sábado, monseñor Antonio Prieto Lucena, obispo de la diócesis de Alcalá de Henares, ordenará en la catedral-magistral un nuevo sacerdote y tres nuevos diáconos, y al día siguiente, el obispo de Getafe, monseñor Ginés García Beltrán, hará lo propio con tres nuevos presbíteros en la basílica del Sagrado Corazón.

Germán Daniel Benavides Flores es el diácono de la diócesis complutense que mañana se convertirá en sacerdote. Su vocación surge en el seno de una comunidad del Camino Neocatecumenal en Torrejón de Ardoz. «El que otros se puedan encontrar con la misma misericordia con la que yo me he encontrado es lo que me mueve» a dar ese paso, confiesa el joven. «Solamente espero poder hacerlo bien y, si el Señor me lo permite, poder mostrar su misericordia de manera plena», agrega.

Por su parte, los seminaristas Diego Nicolás Dias y Esteban Villalobos Mattey –del seminario mayor diocesano internacional y misionero Redemptoris Mater y los Santos Justo y Pastor– y Víctor Hervías Bel, seminarista del seminario mayor diocesano de la Inmaculada y los Santos Justo y Pastor, serán ordenados diáconos en la misma ceremonia.

Los cuatro jóvenes de Alcalá de Henares

Los cuatro jóvenes de Alcalá de HenaresDiócesis de Alcalá

Dias es de origen argentino y trabajará pastoralmente en San Fernando de Henares. «Le pido al Señor que yo esté pendiente de la gente. Que no busque esta ordenación para crecer, sí para crecer como persona, pero no para mí egoístamente, sino buscando también el bien de los demás», explica.

Villalobos es un joven nacido en Costa Rica que ha desarrollado su misión y tarea pastoral en Israel, Kenia y ahora en España. «Quiero tratar de llevar un poco de alegría, de misericordia, de estar con la gente, de que la gente disfrute, que vea que el ser cristiano no es algo aburrido, sino que vale la pena serlo y que el ser presbítero es un regalo, es un regalo que viene de Dios», subraya el costarricense.

Ocho años alejado de la fe

Hervías comenzará su pastoral como diácono en la catedral-magistral de Alcalá de Henares. Estuvo alejado de la fe católica entre los 12 y los 20 años. «Es tras una conversión donde yo me vuelvo a acercar a la Iglesia, donde acudo de nuevo, donde participo de la eucaristía y donde conozco a los sacerdotes. Al Señor le sigo pidiendo lo mismo que le he pedido durante todos estos años: que Él esté presente, que Él esté conmigo, que Él esté junto a mí, que Él me sostenga y me acompañe, porque soy consciente de que sin Él no puedo hacer nada», observa Hervías.

El domingo, será Getafe la diócesis que vivirá una jornada de celebración. Antonio Sánchez y Enrique Sebastián, formados en el seminario mayor Nuestra Señora de los Apóstoles, y Francisco Javier Valencia, hermano hospitalario de San Juan de Dios con 46 años de vida consagrada, se convertirán también en presbíteros.

El primero de ellos, de 24 años y natural de Alcorcón, descubrió la llamada al sacerdocio a los ocho años, al acompañar a su tío sacerdote, ya anciano y ciego, a celebrar misa. «Fue en lo pequeño, en lo cotidiano, donde sentí por primera vez que Dios me llamaba», recuerda. «Hubo días de lágrimas, de oscuridad… Pero también de confianza. He visto cómo el Señor ha ido formando mi corazón para entregarlo como Él quiere», reconoce.

15 años en Perú y Ecuador

Para Enrique Sebastián, de 26 años, la vocación fue una historia de amor iniciada muy pronto, en el seminario menor: «Desde pequeño sentía que Dios me abrazaba, que me miraba con misericordia», confiesa. «Alguna vez me he planteado cómo sería una vida distinta, con familia o éxito profesional, pero nada se comparaba con lo que el Señor me ofrecía: una vida plena, libre y feliz», asegura.

Francisco Javier Valencia lleva 46 años como hermano de San Juan de Dios. Su vocación nació en Sevilla, en el seno de una familia numerosa, y ha florecido en hospitales, centros de atención social y comunidades de misión. Pasó más de 15 años en Perú y Ecuador, donde nació su segunda vocación: «Vi la escasez de sacerdotes y la sed de Dios en la gente. En medio de mi trabajo, sentí con fuerza que el Señor me llamaba también al sacerdocio. Una llamada dentro de la llamada».

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