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25 de abril de 2024

mañana es domingoJesús Higueras

«Estad en vela para estar preparados»

Necesitamos estar con el corazón despierto y la mente clara frente a un mundo que nos intoxica interiormente

Actualizada 04:00

Si algo destaca en nuestro vivir habitual es la tremenda necesidad de distracciones que a diario experimentamos. Bien sea a través de la televisión, la radio, las redes sociales o cualquier otra actividad programada nos sumergimos diariamente en un mundo que no es el nuestro y que nos tiene entretenidos –distraídos– para no darle muchas vueltas a las cosas que suceden en nuestra cabeza y en nuestro corazón. Pero la consecuencia final es que corremos el riesgo de convertirnos en personas muy superficiales que tan solo se preocupan de las cosas de los demás olvidándonos de las nuestras. Es por eso que la exhortación de Jesús que escuchamos en el Evangelio tiene más actualidad que nunca, pues necesitamos estar en vela, con el corazón despierto y la mente clara frente a un mundo que nos intoxica interiormente para lograr convertirnos en un rebaño dócil que sirva a los intereses de los que nos organizan la vida. Para estar despiertos interiormente necesitamos conocer el fondo de nuestro corazón, allí donde nacen las penas y los deseos más íntimos, allí donde nadie nos ve y no tenemos que fingir lo que no somos. Solo el hombre que es capaz de entrar en lo profundo del corazón será capaz de oír la voz de Cristo, ya que ese es el lugar que ha escogido para comunicarse con nosotros, es en el desierto, en la soledad acompañada de su Presencia donde quiere manifestarse y darse a conocer con un único fin: que seamos completamente nosotros mismos, que podamos huir de una serie de clichés que nos tiranizan y podamos reconocer en Él la razón por la que fuimos llamados a la existencia. Solo Jesús da la libertad interior a aquellos que desean tener la suficiente sensibilidad para ser honestos con su conciencia y dejar de vivir esclavos de necesidades innecesarias que nos atan y tiranizan. Por eso el acontecimiento más importante de la humanidad, que fue la llegada de Dios a la tierra, no llegó a conocerse más que por unos pocos que estaban en vela, con el corazón despierto y deseando huir de un mundo artificial e injusto que, ayer como hoy, hace promesas que no cumple. Se acercan los días navideños y la Iglesia no dice: comprad, comed, gastad, disfrutad… no es ese el discurso de la Esposa de Cristo. Nos invita a estar en vela y preparados para lo que va a suceder, pues tal vez un año más no nos enteremos que la Navidad es la fiesta de la presencia cercana, tierna y constante de Dios con el hombre.
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