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27 de abril de 2024

Saar Ganor

Saar Ganor es el director de las investigaciones en la tumba de Salomé, a 35 kilómetros de JerusalénAFP

Aparece la tumba de Salomé, la matrona de Jesús: ¿historia real o solo tradición apócrifa?

En las paredes de la cueva hay inscritas cruces e inscripciones en lengua griega y árabe, que demuestran que se trataría de una antigua capilla consagrada a la partera de Belén

Un grupo de arqueólogos cree haber encontrado la tumba de Salomé, la mujer que, según los relatos apócrifos, asistió a la Virgen María en el parto de Jesús.
Las excavaciones, a 35 kilómetros al suroeste de Jerusalén, durante los trabajos de acondicionamiento del bosque de Lachish, han desvelado una cueva y un patio de 250 metros cuadrados rodeado de muros, a modo de entrada a lo que parece el nicho de una importante familia judía de hace veinte siglos.

Partera de Belén

En las paredes de la cueva hay inscritas algunas cruces e inscripciones en lengua griega y árabe, y que demuestran que se trataría de una antigua capilla consagrada a la partera Salomé.
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Según el evangelio apócrifo del Pseudo–Mateo, Salomé fue una de las dos parteras de Belén que fue al pesebre para ayudar a la Virgen María a dar a luz a Jesús. Pero, esta partera no llegó a entrar, debido al gran resplandor que provenía del interior de la cueva.
El relato apócrifo, detalla que Salomé dudó de la virginidad de María y que por eso su mano quedó seca hasta que pudo adorar al Niño Jesús, que se la curó.
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Los arqueólogos han descubierto que la capilla consagrada a Salomé fue un lugar de peregrinación hasta el siglo IX, ya que en el patio se han encontrado decenas de lámparas de aceite, signos de peregrinos y de inscripciones.

El relato apócrifo de Pseudo–Mateo detalla que Salomé dudó de la virginidad de María y que por eso su mano quedó seca hasta que pudo adorar al Niño Jesús, que se la curó

¿Historia real o apócrifa?

Las parteras no son extrañas en el Antiguo Testamento; de hecho, desempeñan un papel fundamental en la historia de Moisés.
Además, en el Libro del Éxodo 1,15-17, el rey de Egipto se dirigió a las parteras de las mujeres hebreas Sifrá y Puá para ordenarles que, «cuando asistan durante el parto a las mujeres hebreas, observen bien el sexo del recién nacido: si es varón, mátenlo, y si es una niña, déjenla vivir», pero ellas le desobedecieron por temor de Dios.

Gran día es hoy para mí, porque he visto un espectáculo nuevoProtoevangelio de Santiago

El Protoevangelio de Santiago (145 d. C.) cuenta la historia de la partera de María y de otra mujer que asistió al parto:
«Y he aquí que una mujer descendió de la montaña, y me preguntó: ¿Dónde vas? Y yo repuse: en busca de una partera judía. Y ella me interrogó: ¿eres de la raza de Israel? Y yo le contesté: sí. Y ella replicó: ¿quién es la mujer que pare en la gruta? Y yo le dije: es mi desposada».
«Y la partera siguió. Y llegaron al lugar en que estaba la gruta, y he aquí que una nube luminosa la cubría. Y la partera exclamó: mi alma ha sido exaltada en este día, porque mis ojos han visto prodigios anunciadores de que un Salvador le ha nacido a Israel».
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la tradición d eiconos ortodoxos y bizantinos muestran la tradición de la matrona asistiendo al nacimiento de Jesús

«Y la nube se retiró en seguida de la gruta, y apareció en ella una luz tan grande, que nuestros ojos no podían soportarla. Y esta luz disminuyó poco a poco, hasta que el niño apareció, y tomó el pecho de su madre María. Y la partera exclamó: Gran día es hoy para mí, porque he visto un espectáculo nuevo».
«Y la partera salió de la gruta, y encontró a Salomé, y le dijo: Salomé, Salomé, voy a contarte la maravilla extraordinaria, presenciada por mí, de una virgen que ha parido de un modo contrario a la naturaleza».
En la tradición de los iconos también se representa a esta a matrona en un rincón de la escena, bañando al niño Jesús recién nacido.
La mayoría de los evangelios apócrifos no distorsionan los hechos de los evangelios canónicos, pero sí añaden espectacularidad a la vida de Jesús, de dudosa veracidad. En algunos casos, los textos apócrifos nacieron dentro de ambientes gnósticos, que fueron rechazados para el canon evangélico. En cualquier caso, tiene sentido que José buscara a una matrona para ayudar a dar a luz a la madre del Salvador.
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