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Interior de la iglesia San Juan de Letrán

Interior de la basílica San Juan de Letrán, donde se pueden apreciar los ricos mosaicosCarlos Jimenez Ruiz / Flickr

Esta es la iglesia que se considera el verdadero hogar del Papa (y no es San Pedro)

El 9 de noviembre se conmemora la dedicación de la basílica de San Juan de Letrán, considerada cómo la «Madre y Cabeza de todas las iglesias de la ciudad y del mundo»

Cuando uno llega a Roma, es casi inevitable que la basílica de San Pedro capte toda la atención de las miradas; sin embargo, en el corazón de la ciudad se alza un edificio con aún más historia: la basílica de San Juan de Letrán. Este monumental templo no es solo un símbolo de la fe, sino el epicentro espiritual y administrativo de la Iglesia católica, conocido como Omnium urbis et orbis ecclesiarum mater et caput (madre y cabeza de todas las iglesias de la ciudad de Roma y de toda la tierra).

Su relevancia va más allá de su arquitectura y antiguos mármoles: fue en el año 324 cuando el Papa Silvestre consagró esta iglesia, estableciéndola como la catedral oficial de Roma. Como sede del obispo de Roma, el Papa, es aquí donde se celebran los oficios del Jueves Santo y otras ceremonias solemnes.

San Juan de Letrán, la más antigua de las cuatro basílicas mayores de Roma, guarda en sus muros una historia única de resiliencia y fe. Ha sido testigo de decisiones que han marcado el rumbo de la Iglesia y fue también el lugar donde se firmó el Tratado de Letrán, un acuerdo crucial de paz entre el Vaticano y el gobierno italiano. A lo largo de los siglos, sus muros han resistido saqueos, incendios, la caída del Imperio romano y los estragos de dos guerras mundiales, permaneciendo en pie como testimonio de una historia que continúa moldeando la vida de la Iglesia.

Fachada de la san Juan de Letrán, la basílica del Papa en el Vaticano

Fachada de la san Juan de LetránParis Orlando

Dos 'san Juan' protagonizan la basílica

En el siglo III, los terrenos donde se levanta hoy la basílica de San Juan de Letrán fueron un donativo del emperador Constantino al Papa Melquíades, tras su victoria en la batalla del Puente Milvio, en la que, según se cuenta, Cristo se le apareció en sueños. Esta cesión marcó una transformación simbólica, ya que los terrenos, que inicialmente pertenecían a la noble familia romana de los Laterani y luego estuvieron bajo dominio imperial en tiempos de Nerón, pasaron a convertirse en un centro de culto cristiano. En estos terrenos se encontraba un palacio que Constantino donó al Papa para que fuera su residencia oficial y donde se construiría la primera gran iglesia de Roma.

La basílica fue consagrada por el Papa San Silvestre el 9 de noviembre del año 324. También es conocida como la basílica del Divino Salvador, debido a un suceso registrado durante su segunda consagración en el año 787, cuando, según la tradición, una imagen del Divino Salvador derramó sangre tras ser atacada.

Con el tiempo, dos grandes capillas se añadieron en honor a san Juan Bautista y a san Juan Evangelista, dando al edificio el nombre popular de San Juan de Letrán. San Juan Bautista fue incluido en el siglo IX, tras el devastador terremoto del año 846, bajo el papado de Sergio III; mientras que San Juan Evangelista fue añadido en el siglo XII, bajo la advocación del Papa Lucio II.

Cristo corona la fachada

Aunque sus orígenes se remontan a hace 1.700 años, la basílica que hoy visitan miles de peregrinos refleja un estilo barroco, fruto de las reformas del renacentista Francesco Borromini en el siglo XVII. No obstante, conserva detalles antiguos como los mosaicos del ábside, un ciborio gótico y un pavimento cosmatesco, elaborado con mármoles reciclados de ruinas romanas.

La impresionante fachada de la basílica está coronada por estatuas de Cristo en el centro, flanqueado por los santos Juan Bautista y Juan Evangelista, y rodeado por los apóstoles. La portada principal, donde se puede leer la inscripción Christo Salvatori, fue completamente renovada en el siglo XVIII, siguiendo el estilo monumental de la basílica de San Pedro en el Vaticano, donde se mudaron los Papas tras su regreso de Aviñón.

Basílica de San Juan de Letrán

La fachada de la basílica está coronada por la estatua de Cristo

Algunas curiosidades

Se dice que en el altar mayor de la basílica de San Juan de Letrán se conserva la misma losa sobre la que San Pedro y los primeros papas celebraban misa. Sobre este altar, bajo el imponente baldaquino, se encuentra un relicario con las cabezas de San Pedro y San Pablo, un detalle que aporta un profundo simbolismo espiritual al lugar y reafirma su valor único dentro de la historia de la Iglesia.

Durante más de mil años, el Palacio de Letrán fue la residencia oficial de los Papas, hasta que la sede se trasladó al Vaticano. En la actualidad, el palacio alberga el Museo Histórico del Estado Pontificio y las oficinas del decanato de Roma, además del apartamento del vicario general de la diócesis de Roma.

Además de sus reliquias y su historia, San Juan de Letrán alberga un detalle curioso en su arquitectura: se dice que cualquiera que se apoye en una de las columnas de la nave central puede hablar con alguien situado en el lado opuesto sin que nadie más escuche. Esta curiosidad puede servir como excusa para visitar una de las basílicas más impresionantes de Roma.

Por último, en los alrededores de la basílica, se encuentra la famosa Escalera Santa, una reliquia traída de Tierra Santa por santa Elena, madre del emperador Constantino. Según la tradición, esta es la escalera que Jesús subió para ser juzgado por Poncio Pilato. Hoy, los 28 escalones, que muchos peregrinos suben de rodillas, completan el recorrido espiritual de un templo que se alza como la basílica más antigua del mundo y sede catedralicia del obispo de Roma.

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