Fundado en 1910

23 de abril de 2024

El cardenal Eijk ha pedido al Papa francisco una encíclica sobre ideología de género

El cardenal Eijk ha pedido al Papa francisco una encíclica sobre ideología de género

Cardenal Eijk: «La teoría 'gender' no solo daña a la familia, también a la Evangelización»

Obispo y doctor en Bioética, asegura que los órganos reproductores y sexuales «pertenecen a la esencia de la persona». Tanto Benedicto como Francisco han rechazado esa ideología, pero Eijk reclama un documento oficial

Licenciado en Medicina, doctor en Bioética y obispo de Utrecht, el cardenal William J. Eijk ofrece argumentos de peso para denunciar la teoría gender. Hace unos meses reclamó al Papa una encíclica o un documento del Magisterio sobre el argumento, ya que considera que es peligrosa para la familia y para la proclamación de la fe. En un escrito reciente, ha explicado las razones por las que constituye una amenaza que es preciso combatir antes de que sea tarde.
El planteamiento, cada vez más difundido, de esta ideología es que «los papeles de hombre y mujer (como género) pueden separarse completamente del sexo biológico, ya que deriva de la visión dominante del hombre en la sociedad actual». Por eso este obispo y doctor en Bioética afirma que «según esta visión del hombre, el cuerpo solo sería el medio por el que la persona –limitada a la conciencia–puede expresarse. Esto otorga a la persona un derecho muy amplio para disponer de su cuerpo, incluida su sexualidad biológica».
La realidad es que «la Iglesia Católica enseña que el hombre no es solo su alma o solo su cuerpo, sino que es una unidad de alma y cuerpo. El cuerpo, incluidos los órganos reproductores y sexuales, no es algo secundario o accesorio, sino que pertenece a la esencia del hombre y, por tanto, al igual que el hombre, es un fin en sí mismo y no un mero medio que el hombre puede utilizar para cualquier fin».
El cardenal Eijk reafirma la enseñanza de la Iglesia al destacar que «el hombre y la mujer comparten la misma alma y, por tanto, tienen la misma dignidad humana. Sin embargo, son físicamente diferentes, en el sentido de que son complementarios entre sí por su sexualidad biológica».

«Graves implicaciones para la proclamación de la fe»

En su opinión, «no es posible separar completamente los papeles sociales de hombres y mujeres de su sexualidad biológica». Considera que «los aspectos esenciales de ser varón y mujer, de ser esposo o esposa, padre o madre, de ser hijo o hija, están todos anclados en el hecho de haber sido creados a imagen y semejanza de Dios».
Separar el cuerpo masculino o femenino de su sexualidad y pensar que cada uno puede actuar como desee en cada momento es un error. Tiene «graves implicaciones para la proclamación de los fundamentos de la fe cristiana, al confundir, y por tanto socavar el papel del padre, la madre, los cónyuges, el matrimonio y la relación entre padres e hijos». Y señala que erosionar o cambiar el significado de los términos padre o madre «dificulta proclamar la fe en Cristo como Hijo de Dios Padre, que se hizo hombre, y en María, como esposa del Espíritu Santo».
A juicio del cardenal Eij, la ideología gender «socava la analogía de la relación entre Cristo y la Iglesia, por un lado, y la que existe entre marido y mujer, por otro. En esta analogía se basa, entre otras cosas, el hecho de que el sacerdote debe ser un hombre, porque representa a Cristo, el esposo».
La Iglesia Católica ha rechazado desde un principio estas teorías. Tanto Benedicto XVI como Francisco han criticado el gender en diversas ocasiones, pero no lo han hecho de forma detallada en un documento magisterial. En el caso de Francisco, sí que manifestó su rechazo en la encíclica Laudato si, al afirmar que «aprender a aceptar el propio cuerpo, a cuidarlo y a respetar sus significados es esencial para una verdadera ecología humana».
En este documento, se asegura que «apreciar el propio cuerpo en su feminidad o masculinidad también es necesario para poder reconocerse en el encuentro con otro diferente de uno mismo. De este modo es posible acoger con alegría el don específico del otro, obrad de Dios creador y enriquecerse mutuamente».
Las consecuencias de esta ideología se trasladan a la legislación, como en el caso de la nueva ley sobre los transexuales en España o la que se debate ahora en Escocia. En este último país, la Conferencia Episcopal ha lamentado que los menores deben ser protegidos ante declaraciones permanentes «que les pueden llevar a intervenciones irreversibles, como son algunas operaciones quirúrgicas».
Comentarios
tracking