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26 de abril de 2024

Pablo VI y Joseph Ratzinger

Pablo VI y Joseph Ratzinger

¿A qué se refirió Pablo VI cuando dijo que «el humo de Satanás ha entrado en la Iglesia»?

El 29 de septiembre de 1972 hizo esta afirmación durante la celebración de la Solemnidad de los Santos Apóstoles Pedro y Pablo, y décimo aniversario de su pontificado

En la celebración de la Fiesta de sus antecesores Pedro y Pablo, en la gran cadena de la Tradición, Pablo VI lanzó unas palabras durante la prédica que con el curso de los años han adquirido el regusto de una profecía de su presente, a mediados del siglo XX y del actual, dominado por una creciente increencia, indiferencia y falta de unidad.
Refiriéndose a la situación de la Iglesia de entonces, el Santo Padre afirmó tener la sensación de que «por alguna fisura ha entrado el humo de Satanás en el templo de Dios»; frase lapidaria que ha quedado para la historia como reflejo del ánimo incierto e inquieto que dominaba en la comunidad eclesial, muy lejano del triunfalismo de otras épocas.
Pablo VI es coronado por el cardenal Ottaviani

Pablo VI es coronado por el cardenal Ottaviani

Desconfianza

«Ya no se confía en la Iglesia –lamentaba el Papa–; confiamos en que el primer profeta profano que viene a hablarnos de algún periódico o de alguna moción social corra tras él y le pregunte si tiene la fórmula de la verdadera vida».
«La duda –prosiguió Montini– ha entrado en nuestras conciencias, y ha entrado por ventanas que en cambio deberían haberse abierto a la luz. De la ciencia, que está hecha para darnos verdades que no nos aparten de Dios sino que nos hagan buscarlo aún más y celebrarlo con mayor intensidad, ha venido en cambio la crítica, ha venido la duda. La escuela se convierte en un campo de entrenamiento para la confusión y, a veces, contradicciones absurdas. Se celebra el progreso para luego poder derribarlo con las revoluciones más extrañas y radicales, para negar todo lo logrado, para volver al primitivismo después de haber exaltado tanto el progreso del mundo moderno».

Ha llegado un día de nubes, de tormenta, de oscuridadPablo VI

Pablo VI en Fátima

Pablo VI en Fátima

Se creía que después del Concilio «vendría un día soleado para la historia de la Iglesia. En cambio, ha llegado un día de nubes, de tormenta, de oscuridad, de investigación, de incertidumbre. Predicamos el ecumenismo y nos alejamos cada vez más de los demás. Intentamos cavar abismos en lugar de llenarlos».
Pablo VI en Venecia con Albino Luciani, su sucesor en el pontificado, Juan Pablo I (1972)

Pablo VI en Venecia con Albino Luciani, su sucesor en el pontificado, Juan Pablo I (1972)

«¿Cómo ha pasado esto?», compartió el Papa su pregunta con todos los presentes: «Se ha producido la intervención de un poder adverso. Su nombre es el diablo, a este ser misterioso también se alude en la Carta de San Pedro. Por otra parte, muchas veces en el Evangelio, en labios mismos de Cristo, vuelve la mención de este enemigo de los hombres».
«Creemos –señaló el Santo Padre– en algo sobrenatural que vino al mundo precisamente para perturbar, para sofocar los frutos del Concilio Ecuménico, y para impedir que la Iglesia prorrumpa en el himno de alegría por haber recobrado plenamente la conciencia de sí misma».

Los sencillos

El Papa concluyó recordando que «el Señor se muestra como luz y verdad a quienes lo acogen en su Palabra, y su Palabra ya no se convierte en un obstáculo para la verdad y para el camino hacia el ser, sino en un peldaño en el que podemos subir y verdaderamente ser vencedores del Señor que se muestra por el camino de la fe, esta anticipación y garantía de la visión definitiva».
Pablo VI durante el Concilio Vaticano II

Pablo VI durante el Concilio Vaticano II

Además, al señalar otro aspecto de la humanidad contemporánea, Pablo VI recordó, a modo de comentario esperanzado, «la existencia de un gran número de almas humildes, sencillas, puras, rectas, fuertes, que siguen la invitación de san Pedro a ser fortes in fide. Y nos gustaría que esta fuerza de fe, esta seguridad, esta paz triunfe sobre todos los obstáculos».
Por eso, el Papa se despidió invitando a los fieles a un acto de fe humilde y sincero para encontrar el impulso hacia un acto consciente de adhesión a la verdad: «Señor, creo en tu palabra, creo en tu revelación, creo en quien has dado por testigo y garante de esta Tu revelación para oír y comprobar, con la fuerza de la fe, la anticipación de la bienaventuranza de la vida que con la fe nos es prometida».
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