La Piedad de Miguel Ángel vuelve a brillar en San Pedro tras nueve cristales antibalas
Han acabado los trabajos en la famosa obra de Buonarotti, que ha quedado blindada por nueve cristales irrompibles y antibalas de alta calidad para una mayor transparencia
Cuando el 12 de mayo de 1972, un desconocido penetró en la basílica de san Pedro, martillo en mano, y atentó contra la famosa obra de Miguel Ángel, la Piedad, las autoridades vaticanas se vieron en la obligación de tomar una drástica decisión. Nadie podría volver a caminar a su alrededor. La escultura de María sosteniendo a su hijo recién bajado de la cruz quedó blindada por un cristal y ya solo podría ser adorada ante el brillo de la luz en el vidrio.
Esta protección no se cambiaba desde su instalación, en 1973, pero como parte de los trabajos para el Jubileo de 2025, la basílica pontificia estrena estos días una nueva iluminación y una nueva mampara de seguridad antibalas. Según han informado desde la Fábrica de san Pietro, esta concederá a la Piedad «máxima transparencia».
Tras seis meses en los que ha estado expuesta en san Pedro una réplica exacta de la única obra firmada de il Divino, la original ha sido devuelta a los millones de turistas que cada día pasan por la capilla a la derecha de la puerta de entrada de San Pedro. El mármol puede verse ya bajo nueve cristales de 50 metros cuadrados de superficie y 3.400 kilos de peso.
La nueva protección son más gruesos que los originales, de 24,5 milímetros frente a los 19 de la original, y han sido endurecidos térmicamente para resistir hasta 26 golpes de martillo o hacha y para soportar el disparo de una pistola de calibre de 9 milímetros. El nuevo cristal no solo ofrece mayor seguridad, sino también una mejor visibilidad, ya que el de 1973 había comenzado a oscurecerse.
Los anclajes han sido diseñados con alta tecnología y no solo puede soportar ataques, sino también desastres naturales, como presiones ambientales o terremotos. La capilla donde se expone la Piedad también estrena iluminación, diseñado para resaltar la belleza de la obra. El andamio colocado para estos trabajos fue aprovechado también para restaurar la pintura de la bóveda o la seguridad de la vidriera de la pared del fondo de la estancia.