El cardenal Odilo Pedro Ccherer
Odilo Pedro Scherer, el cardenal que fue considerado 'papable' en el cónclave de 2013
Tras un pontificado marcado por una impronta claramente hispanoamericana, parece menos probable que el Colegio Cardenalicio vuelva a inclinarse por una figura de esos mismos lares
Nacido en 1949 en Brasil y de origen alemán, el cardenal Odilo Pedro Scherer es reconocido por su perfil teológicamente moderado y su papel como arzobispo de São Paulo, la tercera diócesis más grande del mundo.
Ordenado sacerdote en 1976, Scherer ha recorrido una sólida trayectoria eclesiástica y académica. Posee un doctorado en teología y una maestría en filosofía por la Pontificia Universidad Gregoriana, formación que se refleja en su desempeño como docente y rector en varios seminarios brasileños. Su paso por el Vaticano entre 1994 y 2001 como funcionario de la Congregación para los Obispos le otorgó una experiencia valiosa en los asuntos internos de la Iglesia.
En 2002 fue consagrado obispo auxiliar de São Paulo y, cinco años más tarde, asumió como arzobispo de esa misma arquidiócesis, sucediendo al cardenal Claudio Hummes. Ese mismo año, el Papa Benedicto XVI lo creó cardenal. Desde entonces, Scherer ha sido miembro de importantes dicasterios de la Curia Romana, como el de Clero, Cultura y Educación, Evangelización y el Consejo de Economía.
Énfasis en la Eucaristía, la «forma más elevada de oración en la Iglesia»
Scherer ha sido claro al expresar su preocupación por la pérdida de reverencia en la liturgia. Ha criticado que algunos sacerdotes actúen como «animadores de espectáculos» y ha advertido sobre el riesgo de desacralizar la Misa. Para Scherer, la Eucaristía es «un bien que pertenece a la Iglesia en su conjunto», no algo que pueda moldearse al gusto de cada grupo o persona. Insiste en que debe celebrarse con dignidad, y que es clave cuidar tanto la actitud interior de los fieles como el cumplimiento de las normas litúrgicas.
También es verdad que en 2021 respaldó Traditionis Custodes, el documento del Papa Francisco que limitó la celebración de la Misa tradicional. Scherer afirmó que «rechazar o desacreditar una supuesta ‘nueva Misa’ también implica un error teológico y, ciertamente, un error doctrinal».
Sostuvo la idea de que solo hay una «Misa de los Siglos» y que encuentra su apogeo en la Misa reformada. En su opinión, las restricciones tenían como objetivo «salvaguardar la unidad de la Iglesia», y añadió que, dado que la liturgia es la «forma más elevada de oración en la Iglesia» y forma parte del Magisterio de la Iglesia, «sus prescripciones deben ser plenamente respetadas por todos, como signo de comunión de fe en la misma Iglesia de Cristo».
En el cónclave de 2013, el cardenal Odilo Scherer fue uno de los nombres con más peso, considerado incluso 'papable' por su perfil equilibrado y su cercanía a Benedicto XVI. Sin embargo ahora, tras un pontificado marcado por una impronta claramente hispanoamericana, parece menos probable que el Colegio Cardenalicio vuelva a inclinarse por una figura de esos mismos lares. Aun así, el rol que Scherer tuvo entonces recuerda cómo, en los equilibrios internos del Vaticano, las sorpresas nunca están del todo descartadas.