
León XIII y León XIV
El increíble parecido físico de León XIII y León XIV
Frente amplia, cejas en arco, mirada serena. El nuevo Papa no solo heredó el nombre de su célebre antecesor León XIII: también su rostro
El pasado 8 de mayo, el cardenal Robert Francis Prevost fue elegido como el Papa número 267 de la Iglesia católica y apareció por primera vez ante el mundo como León XIV. Se sabía poco de él en ese momento: que estaba visiblemente emocionado, que hablaba un español impecable, que era estadounidense de raíces hispanoamericanas, y que acababa de adoptar un nombre con peso histórico.
Lo que pocos esperaban tras la elección de León XIV era la conexión que, con el paso de los días, empezaría a trazarse entre él y León XIII, uno de los Papas más influyentes de los últimos tiempos. No se trataba solo del nombre. Al observar con atención su rostro —tranquilo, sereno, de facciones marcadas y mirada profunda—, comenzaron a surgir comparaciones. Frente amplia, cejas en arco, nariz recta y una expresión de autoridad serena y humilde que recordaba al Papa Pecci.
Sin embargo, lo fascinante no radica únicamente en los rasgos físicos comunes, sino en el vínculo mucho más profundo que conecta a estos dos pontífices: su misión y visión. León XIII, nacido en 1810, fue testigo de los efectos de la Revolución Industrial sobre los trabajadores y las clases más desfavorecidas.
Su famosa encíclica Rerum Novarum, publicada en 1891, no solo fue una respuesta a los problemas sociales de su época, sino que se adelantó a su tiempo abordando con claridad los desafíos del capitalismo industrial. Hoy, al ver a León XIV elegido 145 años después, parece evidente que su elección de adoptar el nombre de su predecesor es un símbolo de continuidad y un llamado a seguir su legado.
León XIV, en su primer discurso ante el Colegio de Cardenales, reconoció la trascendencia de la encíclica del León XIII y su impacto en la creación de la Doctrina Social de la Iglesia. Pero no se detuvo allí: el Papa destacó que la humanidad se enfrenta hoy a un reto comparable al de la Revolución Industrial: la irrupción de la inteligencia artificial. Un fenómeno que, como la industrialización en su momento, plantea desafíos éticos, sociales y laborales que demandan una acción concreta.
Dos advocaciones que unen a los Papas
Además de un nombre y el rostro, un artículo de Aciprensa destaca dos casualidades entre estos dos pontífices. En 1887, León XIII coronaba canónicamente la imagen de Nuestra Señora de Luján, patrona de Argentina, Uruguay y Paraguay. Esta festividad, profundamente arraigada en la devoción hispanoamericana, se celebra cada 8 de mayo, justo el día en que León XIV llegó al papado.
Pero la coincidencia no termina ahí. El mismo 8 de mayo es la fecha en la que se celebra la Súplica a la Madonna di Pompeii, en honor a Nuestra Señora del Rosario de Pompeya, una advocación mariana muy venerada en Italia, especialmente por los Papas. León XIII, un gran defensor de este culto, elevó el Santuario de Pompeya a Basílica Pontificia en 1901.
Precisamente, en su primera aparición pública, León XIV recordó a la Virgen de Pompeya y expresó: «Hoy, el día de súplica a la Virgen de Pompeya, nuestra Madre María quiere siempre caminar con nosotros, estar cerca, ayudarnos con su intercesión y su amor».