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León XIV durante la celebración de la Santa Misa

León XIV durante la celebración de la Santa MisaAFP

León XIV consolida el diálogo con China con el nombramiento de un nuevo obispo en Shanghái

Ignazio Wu Jianlin es el nuevo obispo auxiliar del país asiático y el segundo prelado designado bajo el acuerdo entre la Santa Sede y Pekín, vigente hasta 2028 y considerado por el Vaticano como «semilla de esperanza» pese a las dificultades

El Papa León XIV ha dado un nuevo paso en la compleja relación entre la Santa Sede y China al nombrar un segundo obispo en el país asiático, en el marco del acuerdo provisional firmado con Pekín. Se trata de Ignazio Wu Jianlin, auxiliar de Shanghái, cuya ordenación episcopal tuvo lugar tras la aprobación de su candidatura por parte del Pontífice el pasado 11 de agosto.

«El nombramiento se produjo en el marco del Acuerdo Provisional entre la Santa Sede y la República Popular China», informó el Vaticano este miércoles.

Wu Jianlin, nacido el 27 de enero de 1970, fue ordenado sacerdote en 1997 y ejerció como director espiritual del seminario local. Entre 2013 y 2023, asumió responsabilidades en la gestión diocesana durante el período de sede vacante y más tarde se desempeñó como vicario general, detalló el boletín de la Santa Sede.

Setenta años de distanciamiento diplomático

Este nombramiento sigue al de Joseph Lin Yuntuan, designado en junio como obispo auxiliar de Fuzhou, y confirma la voluntad del Vaticano de mantener el diálogo con el Gobierno comunista chino. Dicho entendimiento, firmado en 2018 durante el pontificado de Francisco y renovado ya en dos ocasiones, establece un proceso de elección consensuada de obispos, competencia que China consideraba como una injerencia.

Aunque el contenido del acuerdo permanece secreto, el propio Francisco explicó en su día que la selección se realiza «de acuerdo con las autoridades del país, pero que la última palabra la tenía él».

Las relaciones diplomáticas entre Roma y Pekín se encuentran suspendidas desde 1951, tras el ascenso de Mao Zedong, lo que provocó una histórica división entre la Iglesia patriótica, controlada por el Estado, y la Iglesia clandestina, fiel a Roma.

Pese a los altibajos en la aplicación del acuerdo, se han producido una decena de ordenaciones episcopales desde su entrada en vigor, reflejo de un proceso lento, pero sostenido, intento de acercamiento.

El secretario de Estado vaticano, Pietro Parolin, defendió recientemente, según informa la agencia Agi, el acuerdo con Pekín. Recordó que «no se trata de un instrumento perfecto, ni pretende resolver todos los problemas», sino de un medio pastoral que debe verificarse con el tiempo.

«Algunos pueden considerar que los resultados son decepcionantes —añadió el purpurado—, pero creo que debe verse como una semilla de esperanza, capaz de generar frutos de anuncio evangélico, de comunión con la Iglesia universal y de auténtica vida cristiana».

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