
Alergia
Reducir el riesgo de alergias es posible: así lo explican dos inmunólogas
Evitar el uso innecesario de antibióticos o limitar la exposición a contaminantes y humo del tabaco pueden prevenir en el futuro los síntomas alérgicos
Con la llegada de la primavera, muchas personas experimentan un aumento de los síntomas alérgicos. Para entender si es posible prevenir el desarrollo de estas patologías, dos especialistas del Comité de Inmunología de la Sociedad Española de Alergología e Inmunología Clínica (SEAIC) ofrecen recomendaciones clave.
La doctora Gabriela Zambrano Ibarra señala que la predisposición a padecer alergias no depende exclusivamente de la genética. Aunque los antecedentes familiares incrementan el riesgo, influyen también factores ambientales y biológicos. Según explica, «no se hereda una alergia específica, sino una predisposición general, determinada por la interacción de varios genes, cada uno aportando un pequeño riesgo». Añade que el entorno tiene un papel decisivo: la exposición temprana a alérgenos, la colonización microbiana en los primeros meses de vida y la contaminación ambiental afectan la respuesta del sistema inmunitario.
Por su parte, la doctora Mª Elena Seoane Reula indica que, aunque no siempre es posible evitar por completo las alergias, sí se puede reducir su probabilidad, especialmente en niños con antecedentes familiares. Entre las medidas preventivas, destaca la importancia de la lactancia materna, que favorece el equilibrio de la microbiota intestinal. También considera beneficiosa la convivencia temprana con animales o el contacto con ambientes rurales, lo que aumenta la diversidad microbiana y fortalece el sistema inmunológico.

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Además, existen hábitos cotidianos que pueden contribuir a la prevención, como mantener una adecuada ventilación del hogar, realizar limpiezas frecuentes y emplear aspiradoras con filtros HEPA para reducir alérgenos como ácaros y pólenes. También conviene evitar productos de limpieza agresivos, seguir una dieta equilibrada sin restricciones injustificadas y fomentar el juego al aire libre.
La doctora Zambrano destaca que la inmunoterapia específica con alérgenos, conocida como vacunas para la alergia, puede modificar el curso de la enfermedad y mejorar la calidad de vida. Sin embargo, aclara que «estas vacunas no previenen alergias en personas sanas que no presentan sensibilización».
En cuanto a una posible cura, explica que la mayoría de las alergias no desaparecen del todo, aunque algunas, como la alergia a la leche o el huevo, pueden remitir con el tiempo. Otras, como la alergia a mariscos o frutos secos, suelen persistir. En estos casos, el tratamiento se basa en evitar el alérgeno y controlar los síntomas, aunque para ciertos alimentos existen protocolos de desensibilización.
Ambas especialistas insisten en la importancia de intervenir durante el primer año de vida, etapa clave en la llamada 'marcha atópica', que describe la evolución de las alergias desde la dermatitis atópica hasta el asma. Un diagnóstico precoz y un abordaje adecuado son esenciales para mejorar la calidad de vida del paciente.