Una mujer hace deporte en un gimnasio

Una mujer hace deporte en un gimnasioGTRES

En el deporte, el cerebro también es capaz de engañar al cuerpo

Un estudio concluye que aquellos que piensan que tienen ejercicios personalizados obtienen mejores resultados

Hacer deporte es uno de los propósitos de la mayoría de las personas en un momento determinado de su vida pero la falta de tiempo, la pereza o no tener un compañero de faena puede dar al traste con el intento. Si eres de los que sí lo has conseguido este trabajo, realizado por científicos de la Universidad de Agder en Noruega seguro que te interesa.
Kolbjørn Andreas Lindberg, profesor del Departamento de Ciencias del Deporte y Educación Física de dicha universidad, ha realizado un estudio piloto, publicado en la revista Scientific Reports, sobre el efecto placebo en el entrenamiento. El investigador explica que cuando la persona se convence de que el programa de ejercicios que está siguiendo es el mejor para él, eso tendrá un efecto, independientemente del contenido del programa: «Es exactamente lo mismo que el efecto placebo que conocemos en la medicina».
En una nota de prensa, la Universidad explica que los medicamentos placebo son una parte importante de la investigación clínica. En los llamados ensayos a ciegas, el fármaco activo y el placebo se administran a los pacientes de acuerdo con un código, por lo que ni los investigadores ni los sujetos saben a quién se le ha administrado qué. De esta forma, los investigadores pueden evaluar objetivamente el efecto del medicamento.
«El efecto placebo se ha estudiado durante más de setenta años, pero mirarlo en el contexto de la investigación del ejercicio físico es nuevo», dice Lindberg.

Así se hizo el estudio

En el estudio de Lindberg participaron 40 personas que después de una serie de pruebas físicas en el laboratorio, todos recibieron diferentes programas de entrenamiento.
A la mitad de los participantes se les dijo que el programa de formación que habían recibido se había adaptado especialmente a ellos en base a las pruebas realizadas. Este fue el grupo de intervención. La otra mitad, el grupo de control, no recibió ese mensaje.
Todos los participantes recibieron programas de entrenamiento que variaban con respecto al peso y el número de repeticiones, pero en promedio los programas de los dos grupos eran similares. Después de completar las 8-10 semanas de entrenamiento, los participantes fueron evaluados nuevamente en el laboratorio.
«Resultó que aquellos que pensaban que habían recibido un programa de entrenamiento adaptado individualmente obtuvieron mejores resultados en promedio que el grupo de control. Aunque los dos grupos habían seguido el mismo programa en promedio», dice Lindberg.
Los investigadores encontraron diferencias entre los dos grupos, especialmente con el ejercicio de sentadillas y el grosor muscular general.
«Puede resultar sorprendente que el placebo también se aplique al ejercicio. Pero cuando lo piensas, tiene sentido» y añade Lindberg: «Hubo indicios de que los participantes que pensaban que estaban siguiendo un programa personal entrenaron un poco más y con mayor intensidad. Muchos de estos pequeños factores pueden afectar el resultado».
También cree que la prueba en sí misma puede haber tenido un impacto en el resultado: el grupo de intervención puede haber sentido que tenían que esforzarse más ya que se suponía que el programa les daría resultados.

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