El doctor Mario Alonso Puig, médico, escrito y divulgador
Psicología
Mario Alonso Puig, psiquiatra: «Una sonrisa falsa activa en el cerebro una respuesta asociada a la alegría»
No todas las sonrisas son iguales pero, incluso la fingida, provoca una reacción en tu cerebro
El cerebro humano es un sofisticado sistema que no sólo procesa pensamientos, sino que también se sumerge en las emociones que nos rodean. Mario Alonso Puig, médico y psiquiatra, nos muestra en un reciente vídeo de Instagram cómo nuestro rostro actúa como un espejo de nuestro estado emocional. En este contexto, el concepto de un cerebro hipersocial cobra gran relevancia, ya que está constantemente leyendo las señales que emite nuestra cara y cuerpo.
Nuestro rostro es la ventana a nuestras emociones, un vehículo que comunica lo que a veces ni siquiera nuestras palabras pueden expresar. Una sonrisa puede ser el símbolo más claro de satisfacción, alegría o calma. Sin embargo, según la investigación de Guillaume Duchenne, un renombrado neurólogo, existen dos tipos de sonrisas. La primera es una sonrisa auténtica, que involucra los orbiculares de los ojos, creando un brillo natural en el rostro. La segunda, por el contrario, es una sonrisa que puede ser totalmente falsa, solo activando los músculos de la boca.
La dualidad de la sonrisa
La diferencia entre una sonrisa genuina y una falsa no puede subestimarse. La sonrisa genuina es involuntaria y revela una conexión emocional auténtica. En cambio, muchas personas pueden fingir sonrisas, lo que a menudo genera un conflicto interno: el corazón no siente alegría, pero el rostro actúa como si así fuera. Este fenómeno provoca lo que podríamos llamar una disonancia emocional, donde nuestro cuerpo y mente no están alineados, resultando en un sentimiento de incomodidad.
Duchenne, trabajando con campos eléctricos, demostró que aunque la sonrisa sea falsa, el cerebro capta la posición de los músculos de la cara. Esta conexión neural contribuye a que el propio estado emocional del individuo pueda verse influenciado. Así, una sonrisa, incluso si no es del todo sincera, puede provocar un cambio en el estado de ánimo del individuo, conformando una especie de ciclo donde las emociones se retroalimentan mutuamente. Un estudio reciente reveló que sostener una sonrisa puede aumentar la liberación de endorfina, lo que surge como un magnífico recordatorio de cómo nuestras expresiones faciales tienen el poder de transformar nuestras emociones internas.
La importancia de la comunicación no verbal
La teoría de la sonrisa de Duchenne refleja una verdad esencial en las interacciones humanas: la comunicación no verbal es fundamental. Una persona que está disfrutando no va a mostrarse con un semblante apagado, y lo mismo ocurre con alguien que se siente ansioso o temeroso. El arte de interpretar las señales que nos envía el rostro de quienes nos rodean puede ser esencial en escenarios sociales, laborales y personales.
La capacidad de leer el rostro de los demás es una habilidad que, como afirma Puig, se desarrolla y agudiza a lo largo de nuestras experiencias sociales. Adicionalmente, este entendimiento nos permite no solo conectar con nuestros semejantes, sino también mejorar la calidad de nuestras interacciones diarias al volverse más empáticos con el estado emocional ajeno.