El aspartamo está presente en cerca de 5000 alimentos

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Alimentación

El aspartamo, el edulcorante señalado como 'posible cancerígeno' ahora también daña el corazón

Los ratones alimentados con aspartamo desarrollaron placas de grasa más grandes y más abundantes en sus arterias

Desde hace dos años diferentes estudios científicos han analizado las repercusiones para la salud de la ingesta de edulcorantes no calóricos, presente en bebidas, chicles o chocolates lo que llevó a la OMS a clasificar el aspartamo, edulcorante artificial de origen químico ampliamente utilizado en diferentes alimentos y bebidas desde la década de 1980, como «posible cancerígeno» (Grupo 2B del CIIC) tras establecer que hay «evidencia limitada» sobre su carcinogenicidad en los seres humanos, respaldado el límite de ingesta diaria aceptable para humanos fijado en 40 miligramos por kilogramo de peso corporal. El Comité Mixto FAO/OMS de Expertos en Aditivos Alimentarios (JECFA) concluyó que el consumo de una cantidad diaria que esté dentro de este límite es inocuo. Por ejemplo, con una lata de refresco dietético que contenga 200 o 300 mg de aspartamo, un adulto que pesa 70 kg necesitaría consumir más de 9-14 latas al día para exceder la ingesta diaria admisible, si no se consumen otros alimentos.

Sin embargo, una nueva investigación publicada en la revista Cell Metabolism de Cell Press muestra que el aspartamo, puede afectar la salud vascular. El equipo de expertos en salud cardiovascular y médicos clínicos descubrió que el aspartamo provoca un aumento de los niveles de insulina en los animales, lo que a su vez contribuye a la aterosclerosis, la acumulación de placa grasa en las arterias, que puede conducir a niveles más altos de inflamación y un mayor riesgo de ataques cardíacos y accidentes cerebrovasculares con el tiempo.

La investigación se inspiró en una lata de refresco dietético que se tomó durante una reunión de proyecto: «Uno de mis estudiantes estaba bebiendo esta bebida sin azúcar y le dije: '¿Por qué no investigas eso?'», recuerda el autor principal Yihai Cao, que estudia enfermedades crónicas relacionadas con trastornos de los vasos sanguíneos en el Instituto Karolinska de Suecia.

Estudio en laboratorio

Para este estudio, los investigadores alimentaron a ratones con dosis diarias de alimentos que contenían 0,15 % de aspartamo durante 12 semanas, una cantidad que corresponde al consumo de aproximadamente tres latas de refresco dietético por día para los humanos. En comparación con los ratones sin una dieta rica en edulcorantes, los ratones alimentados con aspartamo desarrollaron placas de grasa más grandes y más abundantes en sus arterias y mostraron niveles más altos de inflamación, ambos son signos distintivos de una salud cardiovascular comprometida.

Cuando el equipo analizó la sangre de los ratones, descubrió un aumento de los niveles de insulina después de que el aspartamo entrara en su organismo. El equipo observó que no se trataba de un resultado sorprendente, dado que nuestra boca, intestinos y otros tejidos están revestidos de receptores que detectan el dulzor y que ayudan a guiar la liberación de insulina. Pero el aspartamo, 200 veces más dulce que el azúcar, parecía engañar a los receptores para que liberaran más insulina.

Niveles elevados de insulina

Los investigadores demostraron que los niveles elevados de insulina de los ratones estimulaban el crecimiento de placas de grasa en las arterias de los ratones, lo que sugiere que la insulina puede ser el vínculo clave entre el aspartamo y la salud cardiovascular. A continuación, investigaron cómo exactamente los niveles elevados de insulina conducen a la acumulación de placa arterial e identificaron una señal inmunitaria llamada CX3CL1 que es especialmente activa bajo estimulación con insulina.

«Como el flujo sanguíneo a través de la arteria es fuerte y robusto, la mayoría de las sustancias químicas se eliminarían rápidamente a medida que el corazón bombea», afirma Cao quien añade: «Sorprendentemente, no es el caso del CX3CL1, que permanece adherido a la superficie del revestimiento interno de los vasos sanguíneos. Allí, actúa como un cebo, atrapando a las células inmunitarias a medida que pasan».

Se sabe que muchas de estas células inmunes atrapadas fomentan la inflamación de los vasos sanguíneos. Sin embargo, cuando los investigadores eliminaron los receptores CX3CL1 de una de las células inmunes en ratones alimentados con aspartamo, no se produjo la acumulación de placa dañina. Estos resultados indican el papel de CX3CL1 en los efectos del aspartamo sobre las arterias, dice Cao.

De cara al futuro, Cao y su equipo planean verificar sus hallazgos en humanos. Cao también prevé que CX3CL1 sea un objetivo potencial para enfermedades crónicas más allá de la enfermedad cardiovascular, dado que la inflamación de los vasos sanguíneos está relacionada con los accidentes cerebrovasculares, la artritis y la diabetes.

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