La mayoría de móviles permiten que se programen los modos de conexión
Cómo el lugar donde duermes puede afectar tu salud: diez consejos clave para mejorar tu hogar
Fatiga crónica, insomnio, bruxismo, infertilidad, ansiedad o migrañas pueden tener una raíz oculta
Radiaciones electromagnéticas, químicos o gases contaminantes del aire, son tóxicos frecuentes que rodean los hogares españoles. En toda cocina se almacenan decenas de productos químicos, muchos de ellos tóxicos, que se emplean con frecuencia sin las precauciones oportunas. Además, aunque la vitrocerámica ha ganado terreno en las cocinas, aún son muchas las que utilizan aparatos a gas, una fuente importante de contaminantes del aire doméstico, incluido el NO2, que es un gas nocivo. ¿Cómo afectan estos elementos comunes a la salud?
Tras dos décadas de estudio, práctica y observación, Pere León, arquitecto, geobiólogo y experto en salud del hábitat, desvela en Venenos invisibles (Ed. Libros Cúpula) que la fatiga crónica, insomnio, bruxismo, infertilidad, ansiedad o migrañas pueden tener una raíz oculta: tu propia casa.
Qué son los venenos invisibles
En el libro, Pere León afirma que los venenos invisibles son desde contaminantes ambientales presentes en el aire interior, como los compuestos orgánicos volátiles, el formaldehído o el gas radón. También existen las llamadas geopatías: alteraciones naturales del subsuelo, como corrientes de agua o fallas geológicas, capaces de generar campos magnéticos anómalos que interfieren con nuestras frecuencias biológicas sin que lo notemos. Y, cada vez con más fuerza, se suman los campos electromagnéticos artificiales: los producidos por antenas, redes Wifi, dispositivos electrónicos, 4G, 5G o instalaciones eléctricas deficientes.
«Estos factores externos al organismo humano que, aunque parecen inofensivos –porque no se ven, no se huelen, no se tocan–, actúan de manera sutil y progresiva sobre nuestro cuerpo», afirma Pere León, quien añade: «No se ven, no se oyen, no se huelen… pero se sienten. A veces se manifiestan como insomnio crónico, fatiga sin causa aparente, dolores de cabeza, problemas de concentración, irritabilidad, tensión muscular, tinnitus, trastornos autoinmunes, infertilidad o simplemente un malestar persistente difícil de explicar».
Con el tiempo afectan nuestras funciones biológicas, el descanso, el sistema inmunitario y, en muchos casos, el equilibrio emocional y mentalGeobiólogo
Lo más inquietante es que la mayoría de estas influencias silenciosas conviven contigo cada día, especialmente en los lugares donde más tiempo pasas: tu hogar, tu dormitorio, tu cama. Permanecen ocultas, hasta que un día el cuerpo se resiste y algo se rompe.
La buena noticia es que pueden medirse. Una vez detectados, muchos de estos factores pueden corregirse, evitarse o, al menos, reducirse. El problema es que casi nadie los busca, porque casi nadie sabe que existen. Y aquí es precisamente donde comienza esta historia.
Diez consejos clave
No es necesario llegar a enfermar para tomar medidas. El experto comparte diez acciones concretas, sencillas y muy efectivas para transformar el entorno.
¿Problemas para dormir? Prueba algo tan simple como cambiar la cama de lugar. A veces el insomnio está relacionado con corrientes de agua subterránea o fallas geológicas. Ventila a diario. Abre las ventanas al menos 10 o 20 minutos cada día. Así equilibras la humedad, eliminas toxinas, cargas electrostáticas y hasta parásitos invisibles. El aire estancado es veneno. Con el móvil, menos es más. Aléjalo siempre que puedas: no lo pegues a la cabeza, usa auriculares o el altavoz. En modo avión es inofensivo y, si vas a dormir, mejor déjalo apagado en la entrada o el baño. Tu descanso lo agradecerá. Niños y móviles: mala combinación. Evita que los menores de 14 años usen teléfonos móviles o inalámbricos. Sus cerebros aún están en desarrollo y la exposición prolongada puede afectar su sistema nervioso. Y, por supuesto, nada de dispositivos en el dormitorio. El microondas, mejor lejos. Si lo usas, no te quedes cerca mientras funciona. Y si puedes, deshazte de él: hay muchas formas de calentar comida sin irradiarte ni alterar la calidad de los alimentos. Revisa la toma de tierra. Pide a un electricista que compruebe tu instalación. Todos los enchufes —especialmente en la cocina— deben estar correctamente conectados a tierra. No basta con que lo parezca. Cuidado con las paredes compartidas. No coloques la cama o el sofá contra una pared que dé al otro lado con electrodomésticos como lavadora, horno, nevera, lavavajillas, caldera o placa de inducción. Las radiaciones atraviesan tabiques. Tecnología fuera del dormitorio. Nada de móviles, teléfonos inalámbricos o despertadores electrónicos en la mesilla. Para un descanso reparador necesitas silencio, oscuridad y un espacio libre de campos artificiales. Apaga el WiFi por la noche. Si estás durmiendo, no lo necesitas. Mejor aún: utiliza conexión por cable y reduce el electrosmog en tu hogar. Adiós a los ambientadores químicos. Evita aerosoles y productos que solo enmascaran los olores. Ventilar es, siempre, el mejor y más natural ambientador.