
Sociedad
Inseguridad y baja tolerancia a la frustración: los rasgos que definen a la «generación de cristal»
Los nacidos entre finales de los 90 y principios de los 2000 son tildados de frágiles por expertos y parte de la sociedad. ¿Está justificada esta afirmación o no responde más que a un choque generacional?
¿Es la juventud de hoy floja o, simplemente, es una acusación vertida por talluditos que se olvidaron de que un día también fueron jóvenes? «Es que yo a tu edad...»; «Pues si vieras en mis tiempos...». Ya saben. Quizás los jóvenes de la generación Z –aquellos nacidos a finales de los 90 y principios de los 2000– el día de mañana acaben soltando un: «¿Pandemia? Para pandemia la que...».
La bautizada como «generación de cristal» por la filósofa barcelonesa Monserrat Nebrera presenta unos rasgos de personalidad consistentes en que son más frágiles, inestables e inseguros y cuentan con menor tolerancia a la crítica, al rechazo y a la frustración que los millennials y otras generaciones anteriores, según teorizó hace ya casi una década.
Fernando Miralles, doctor en Psicología de la Universidad CEU San Pablo, ha constatado este cambio generacional. «Según podemos comprobar, tanto en las consultas de psicología clínica, como en los colegios y últimamente en las universidades, los jóvenes de estas edades han cambiado y suelen tener una personalidad distinta a los de sus hermanos mayores», explica en declaraciones a El Debate, donde precisa que «en especial, son más inseguros a nivel personal, por lo que cualquier comentario hacia ellos lo podrían tomar como una agresión a su persona».
Del bienestar al hedonismo
Pero ¿por qué se producen estas actitudes? En un reciente artículo publicado en El Nacional, Nebrera achacaba estos atributos a varios factores, como la prisa inherente al mundo digital o un Estado del Bienestar consolidado en el primer mundo. «No quiere eso decir que todos sean ricos [...] Pero sí que en su ambiente flota la idea de que la protección del Estado habrá de extenderse donde ellos no lleguen, generando en muchos casos una mezcla de hedonismo e indolencia», apuntaba.Para Miralles, estas características conducen a que sean «más propensos a la actitud de huida». «Es decir, cuando haya un problema no se enfrentarán a él, y por otro lado, ante cualquier comentario de una persona mayor, se sentirán ofendidos y podrían llegar a intentar defenderse de una manera desmesurada de la supuesta agresión», añade.
Marcados por dos crisis
La «generación de cristal», sin embargo, no lo ha tenido tan fácil. Es cierto que en el mundo desarrollado, y en concreto en España, donde el peso de la familia es muy amplio, muchos de los jóvenes pueden vivir tranquilos sabiendo que no les faltará de nada en cuanto a las necesidades básicas. Gracias, además, a aquellos a los que llaman despectivamente 'boomers', por aquello de pertenecer a la generación del 'baby boom', que han podido desarrollarse en algunas de las épocas de mayor pujanza económica en nuestro país. Pero dos crisis económicas no pasan en balde.
Tras la crisis de la burbuja inmobiliaria vino la provocada por las restricciones impuestas con la pandemia de covid19, de incierto porvenir, como muestran las medidas tomadas en toda Europa ante el avance de la nueva variante, o las correcciones a la baja del crecimiento anual del PIB.
Un paro juvenil por encima del 30 %, una tasa de abandono escolar del 20,2 % en los hombres y del 11,6 % en las mujeres o una tasa de natalidad en constante caída son otros de los elementos que acaban por dibujar a una generación que no siempre vive tan bien como lo pintan.
Así lo cree, por ejemplo, la psicóloga Andrea García, quien señala a El Debate que para ella la coletilla de «de cristal» es peyorativa: «Aunque son ciertas algunas de las proposiciones en las que se fundamenta, como la que explica que las generaciones más jóvenes han podido vivir en un Estado del Bienestar mayor, generalmente con menos carencias y más oportunidades que sus padres, en mi opinión el concepto no está justificado».
Que trabajos y salarios dignos sean más difíciles de conseguir, comprensiblemente, puede generar frustración e inseguridad a aquellos que lo viven
«Es una de las generaciones más preparadas de la historia. Y no dejan de formarse debido, en parte, a la promesa de que los estudios superiores y el esfuerzo individual garantizan el acceso a un trabajo y salario dignos. Esto choca frontalmente con la realidad actual y con la que se vive desde hace más de una década: las condiciones laborales y salariales se han visto disminuidas respecto a otras épocas», abunda la psicóloga. García considera que el hecho de que «trabajos y salarios dignos sean más difíciles de conseguir, comprensiblemente, puede generar frustración e inseguridad a aquellos que lo viven».
Entre los más afectados por la covid a nivel mental en Europa
«Desde que empezó la pandemia, hay un gran número de jóvenes que empiezan a venir a las consultas de psicología clínica. De hecho, podríamos afirmar que los pacientes que más están sufriendo los confinamientos y, a su vez, la falta de relación con sus amigos, son los jóvenes», apunta el doctor en Psicología Fernando Miralles.
Así lo refleja también un reciente informe elaborado por la consultora GAD3 para la farmacéutica Merck, que señala que los problemas psicológicos han sido una de las principales preocupaciones para los españoles, especialmente los de menor edad.
Para el 39 % de los varones encuestados de entre 18 y 29 años, los problemas de la salud mental han sido su principal preocupación, solo por detrás de «haber estado contagiado o que un familiar hubiera estado contagiado». En el caso de las mujeres de esta edad, que abarca parte de las generaciones Z e Y, el porcentaje crece hasta el 63 %. Estos porcentajes son bastante inferiores en el resto de franjas de edad.
De la muestra de países en los que se han realizado más de 6.000 encuestas (Alemania, Bélgica, España, Francia, Italia, Polonia, Portugal, Reino Unido, República Checa y Suiza), España es donde los ciudadanos han sufrido más estrés, especialmente las mujeres menores de 30 años.