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25 de abril de 2024

Un enfermero transporta a un paciente de covid en el hospital de Chongqing, al suroeste de China.

Un enfermero transporta a un paciente de covid en el hospital de Chongqing, al suroeste de ChinaAFP

Sociedad

El censo chino revela las trampas de Pekín en sus políticas contra la covid

El país pierde población por primera vez desde la Gran Hambruna en medio del fin de las restricciones

La población de China se redujo en 2022 en 850.000 personas, en el primer descenso registrado en el país asiático en más de seis décadas. Aunque la prensa oficial lo achaca a un descenso de la natalidad, el giro de Pekín respecto a sus políticas para frenar el coronavirus está revelando una terrible realidad.
No se trata de un dato baladí. Desde que se registraran los primeros casos de covid, el gigante asiático ha mostrado un hermetismo y una desinformación preocupante sobre el número de víctimas reales que ha dejado el coronavirus. Como ocurriera en 1961, cuando el fracaso del Gran Salto Adelante de Mao provocó una hambruna que mató a millones de personas, el actual descenso pone de manifiesto los errores del régimen chino en la gestión de la pandemia.
Según los datos de la Oficina Nacional de Estadística del país, China cerró 2022 con 1.411,75 millones de habitantes frente a los 1.412,6 del año anterior; es decir, una reducción de unas 850.000 personas. El discurso de las autoridades chinas filtrado por la prensa oficial habla de una bajada del número de nacimientos –cuya tasa habría caído este año a los 6,77 por millar de habitantes–, pero los registros también reflejan un aumento de muertes hasta los 10,41 millones. Y estas cifras no incluyen los fallecimientos consecuencia del fin de las limitaciones impuestas por Pekín.
Desde que comenzó la pandemia hasta el pasado 7 de diciembre, las autoridades chinas impusieron la estrategia covid cero, consistente en estrictas restricciones y políticas de contención del virus. Se trata de una medida que, si bien puede ser útil en un momento puntual, no se sostiene a largo plazo ni tiene sentido con una campaña de vacunación eficiente. El problema es que Pekín nunca reconocerá la inutilidad de esta estrategia ni que sus vacunas se han comprobado como las menos eficaces de las disponibles en el mercado.
De hecho, el tiempo ha demostrado que estas políticas han sido incluso contraproducentes. Tras el fin de las restricciones, los ciudadanos chinos se han enfrentado a los brotes sin inmunidad natural y con una vacuna deficiente. El resultado es que han muerto, oficialmente, 60.000 personas desde el fin de las restricciones frente a las apenas 5.000 de todo el periodo anterior. Aquí cabe recordar las palabras de Pedro Cavadas al comienzo de la pandemia: «Reconocen un número de muertos y contagiados… No hace falta ser muy listo para pensar que son diez o cien veces más». Palabra de experto.

Población envejecida

Por otra parte, los datos de la Oficina Nacional de Estadística china también revelan un preocupante envejecimiento de la población. El porcentaje de personas de 16 a 59 años se ha reducido del 62,5 % al 62 % mientras que los mayores de 60 aumentaron del 18,9 % al 19,8 %.
Además, la tasa de fertilidad cayó por debajo del nivel de reemplazo de 2,1 en 2020 al 1,3, lo que ha llevado a varias localidades chinas a anunciar políticas de apoyo y subsidios a quienes decidan tener hijos.

Trampas al solitario

El cambio de estrategia de Pekín también trajo un cambio en el sistema de contabilización para los fallecidos por coronavirus, registrando solo los casos relacionados directamente por fallos respiratorios causados por el virus. Así, las muertes por otras complicaciones que empeoraron por la infección quedan fuera de los registros oficiales. Fuentes hospitalarias señalan que incluso se ha descartado la covid en casos en que el paciente daba negativo uno o dos días antes de morir.
«Actualmente, después de ser infectado con la variante ómicron, la principal causa de muerte son las enfermedades subyacentes», señaló Wang Guiqiang, investigador del Primer Hospital de la Universidad de Pekín, en una conferencia de prensa de la Comisión Nacional de Salud (CNS). «Los ancianos tienen condiciones subyacentes y solo una pequeña parte muere directamente por fallo respiratorio causado por una infección de covid», añadió.

Un millón de muertes

Tres años de estrictos confinamientos y cuarentenas para frenar la propagación del virus no han servido sino para debilitar la economía china y a una población poco inmunizada. Los expertos señalan que el país estaba mal preparado para el fin de la estrategia covid cero al no haber conseguido aumentar la tasa de vacunación de los más mayores ni mejorar el sistema hospitalario.
Un estudio de la universidad de Hong Kong advierte que, en las actuales condiciones, la reapertura a nivel nacional podría resultar en hasta 684 muertes por millón de personas, hasta 964.400 fallecimientos totales. La OMS, que estos años ha mantenido cierta tibieza ante la falta de información de Pekín, ha advertido de la necesidad de la tercera dosis ante la ineficacia de las actuales dosis chinas.

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