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Una mujer caminando con muletas

Una mujer caminando con muletasPixabay

Disforia de integridad corporal: el deseo a tener una discapacidad que se extiende entre los menores

Esta alteración se caracteriza por poseer un profundo deseo de tener una minusvalía sensorial o física sin tener ningún tipo de problema

Existe un trastorno mental algo desconocido que cada vez es más común entre la sociedad, se trata de la disforia de integridad corporal (BID) iniciada mayoritariamente a los ocho años de edad. Esta alteración se caracteriza por poseer un profundo deseo de tener una discapacidad sensorial o física sin tener ningún tipo de problema.

Esta polémica saltó a la luz después de que el pasado mes de octubre un medio de Noruega emitiese la entrevista de Jørund Viktoria Alme, un hombre de 53 años que aseguraba ser una mujer y haber nacido paralizado de cintura para abajo. Estas declaraciones produjeron una gran indignación en las redes sociales. De hecho, en la red social Twitter se describe como «transgénero» y asegura que usa silla de ruedas «debido a una condición neurológica llamada BID».

Alme además de poseer disforia de género, posee una «disonancia» entre cómo se percibe a sí mismo y cómo funciona su cuerpo. «He luchado con esto todos los días durante toda mi vida», dijo Alme a Vi, un medio noruego a principios del año 2023. En este sentido, aseguró que lo que posee «es una disonancia cognitiva» y ha explicado que de la misma manera que experimenta ser una mujer en el cuerpo de un hombre, cree que debería haber nacido paralizada de la cintura para abajo.

Un nuevo caso ha salido a la luz este viernes en el programa estadounidense The Doctors, donde un grupo de profesionales médicos analiza una variedad de temas relacionados con la salud y responde preguntas de los espectadores que no se sienten con la capacidad de contárselo a sus médicos de cabecera. En el último programa fue el turno de Jewel Shuping, una mujer de 30 años que aunque nació con el 100 % de la visión, asegura haber nacido ciega.

La protagonista del programa aseguró que las ganas de quedarse ciega eran tan fuertes que decidió hacerlo por sus propios medios. De niña pasaba horas mirando al sol y fuertes tormentas solares para dañarse los ojos. Al no producirse el efecto que ella deseaba, decidió en 2006 buscar un psicólogo dispuesto a ayudarla.

El profesional le colocó gotas anestésicas en los ojos. Después, le aplicó un limpiador de desagües. El proceso, asegura, fue «extremadamente doloroso» pero lo único que pensaba era: «Me estoy quedando ciega, todo va a salir bien». Cundo acudió a un hospital para evaluar su discapacidad, los médicos trataron de salvar su visión, pero no pudieron hacer nada, su sueño se había hecho realidad.

El caso de Shuping es muy extremo, ya que muy pocas personas recurren a acciones médicas. No obstante, es un trastorno que se desarrolla en los niños con edades comprendidas entre ocho y 12 años y que con la edad se va agravando.

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