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Parlamento británico Reino Unido

Imagen de archivo de la Cámara de los ComunesAFP

Reino Unido pospone la votación de la ley de eutanasia en medio de duras críticas dentro del propio Gobierno

Está previsto que el próximo 20 de junio tenga lugar la votación definitiva para la aprobación de la ley de eutanasia

Desde que Países Bajos despenalizara y legalizara la eutanasia en el año 2002, una mínima parte del continente europeo se ha puesto por meta abrazar la cultura de la muerte. Ahora, más de dos décadas después, uno de los pilares del continente europeo se encontrarían a punto de aprobar esta antinatural legislación.

En Reino Unido, este viernes la Cámara de los Comunes continuaba con el debate del proyecto de ley de eutanasia tras ser aprobada por el Ejecutivo de Keir Starmer a finales de noviembre. Tras un tenso debate en el que se han compartido distintas enmiendas de la ley, está previsto que la votación definitiva tenga lugar el próximo 20 de junio. Todo ello en un viernes donde las votaciones realizadas han demostrado una gran disparidad entre la clase política británica.

En un primer momento, el Parlamento ha aprobado por 288 votos a 239 la posibilidad de votar el primer conjunto de enmiendas. Dada la controversia y los choques que han caracterizado el debate, solamente han conseguido votarse dos de estas enmiendas, ambas centradas en la posición de los profesionales sanitarios.

La primera de ellas, nombrada NC10(a), ha sido presentada por la diputada del Partido Laborista, Kim Leadbeater. Esta cláusula, aprobada por la Cámara, «amplía la protección» para los médicos al dejar en claro que «no tienen obligación» de hacer nada bajo la ley, es decir, administrar una muerte asistida. Asimismo, proporciona protección legal a los profesionales médicos para garantizar que no estén sujetos a ningún tipo de castigo por negarse a llevar a cabo una muerte asistida.

En cuanto a la segunda enmienda, que ha sido rechazada, permitiría a los empleadores imponer una prohibición general a su personal de facilitar una muerte asistida.

A la espera de la última votación a mediados de junio, el debate de este viernes ha dejado claro la gran discordancia existente entre los laboristas. El ministro de Atención –equivalente a Salud y Asistencia Social– y miembro del Partido Laborista británico, Stephen Kinnock, ha cargado duramente contra varios de los aspectos del texto.

«No está claro cómo se pretende que esto se integre con otras obligaciones de los profesionales, estipuladas en otras disposiciones del proyecto de ley, para el desempeño de ciertas funciones. Como resultado, los empleados podrían verse inmersos en obligaciones contradictorias», expuso Kinnock, quien a pesar de sus desavenencias con el texto ya comunicó que votará a favor de su aprobación.

De igual manera, el ministro ha detallado que la ley no contempla distintos aspectos sobre la figura del sector sanitario. En concreto, ha destacado que «tampoco está claro cómo funcionará esta enmienda con la protección de los empleados contra perjuicios y despidos injustificados por parte de sus empleadores», en el caso de que decidieran participar en esta polémica práctica.

«Si los empleadores pueden impedir que toda su fuerza laboral participe en la prestación de servicios de muerte asistida, entonces el servicio podría no estar disponible o podría ser mucho más difícil acceder a él», ha finalizado en su discurso ante la Cámara.

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