Las enfermeras María Suarez de Lezo y Mercedes Gutiérrez
El plan de dos enfermeras españolas para reducir la mortalidad infantil: «Las mujeres dan a luz prácticamente solas»
En la República Democrática del Congo cada año mueren más de 600 mujeres por complicaciones relacionadas con el embarazo o el parto
La República Democrática del Congo no se rinde en lo que a la sanidad se refiere. Cada vez hay más especialistas en la salud que hacen todo lo posible por sacar adelante a los más pequeños y darles la oportunidad de vivir. Hace un año fue Gisèle Kazadi, jefa de Pediatría del centro materno infantil Monkole, en Kinshasa. Esta mujer salvó la vida de un bebé que decidió venir al mundo cuando tan solo pesaba 500 gramos. Ahora, las heroínas son Mercedes Gutiérrez y María Suárez de Lezo, dos supervisoras de Enfermería de la Clínica Universidad de Navarra que ha ido al país a reducir la mortalidad infantil.
Durante dos semanas, las enfermeras han trabajado en los hospitales Monkole —uno de los hospitales más avanzados— y Binza, en Kinshasa, para reforzar la formación de matronas, acompañarlas en el manejo de las prácticas clínicas basadas en la evidencia y promover la implantación de las guías promovidas por la Organización Mundial de la Salud.
Como explica Mercedes Gutiérrez, el embarazo y el parto siguen siendo «momentos de alto riesgo para muchas mujeres congoleñas». Esto no es raro, ya que allí no existen algunas de las condiciones básicas que se consideran esenciales en los hospitales españoles. Por ejemplo, argumenta, no hay «anestesia epidural, las complicaciones se derivan a otros centros, y las mujeres afrontan el parto prácticamente solas, sin apoyo familiar ni recursos sanitarios suficientes».
Por su parte, María Suárez de Lezo apunta que las matronas congoleñas hacen «un trabajo admirable», son «muy autónomas y sacan adelante partos complicados con muy pocos recursos». Sin embargo, no es suficiente. Por ello, añade que es fundamental seguir trabajando en la humanización del cuidado, porque es un enfoque que tiene un impacto «muy positivo» en las mujeres, que agradecen mucho la cercanía y el acompañamiento. «Nuestra labor ha sido ofrecer conocimientos y herramientas a las profesionales locales para que puedan liderar el cambio desde dentro», zanja.
En la República Democrática del Congo cada año mueren más de 600 mujeres por complicaciones relacionadas con el embarazo o el parto, según datos de The Borgen Project y Unicef. A esta cifra se suma la elevada mortalidad infantil: 76 de cada 1.000 niños no llegan a cumplir los cinco años. La falta de personal sanitario formado y la escasez de medios básicos en los hospitales hacen urgente el refuerzo de los cuidados maternoinfantiles, especialmente en el momento del parto.
Según explica el centro de la universidad, este proyecto se enmarca dentro de un convenio de colaboración firmado entre la Clínica Universidad de Navarra y el Instituto Superior en Ciencias Enfermeras, de Kinshasa, junto con el Instituto para la Cultura y la Cooperación Canadiense.
Cribado precoz del cáncer de cérvix
Además de la formación de matronas, la Clínica Universidad de Navarra también colabora en otros proyectos sanitarios en la República Democrática del Congo. Uno de ellos es el programa Elikia, una iniciativa de la Fundación Amigos de Monkole dirigida a prevenir el cáncer de cuello de útero entre mujeres con escasos recursos. Este proyecto, que se inició en 2017, busca implantar un modelo sostenible de cribado y tratamiento precoz que permita detectar y tratar lesiones en una sola consulta.
Este año, Elikia ha sido liderado por el doctor Gabriel Reina, especialista del Servicio de Microbiología de la Clínica, que ha encabezado un equipo de 13 voluntarios entre profesionales sanitarios, profesores y estudiantes de la Universidad de Navarra. Del 21 de junio al 5 de julio han recorrido el Hospital Monkole y otros centros sanitarios periféricos para atender a cientos de mujeres especialmente vulnerables.
En esta campaña se ha cribado a 505 mujeres, con una tasa de positividad del 29 % en la detección del cáncer de cérvix, cifra que se eleva al 41 % en mujeres con VIH. La alta prevalencia del virus del papiloma humano y las dificultades de acceso al sistema sanitario en estos países hacen urgente extender los programas de cribado. Desde su inicio, este programa ha beneficiado a más de 3.000 mujeres congoleñas.