Un gato tumbado en el sofá
Una compañía silenciosa y poderosa: el efecto terapéutico de los gatos
El cuidado de los felinos aumenta la autoestima y el sentimiento de superación en los momentos difíciles
Tener un gato en casa es mucho más que compartir espacio con una mascota: es abrir la puerta a un vínculo silencioso, profundo y terapéutico. Estos felinos, independientes pero afectuosos, se han convertido en aliados insustituibles para el bienestar emocional, aportando compañía, estabilidad y consuelo en los momentos en que más se necesita. En un mundo cada vez más acelerado y solitario, la presencia tranquila de un gato puede marcar una gran diferencia en la salud mental y en la calidad de vida.
Con motivo del Día Mundial del Gato, que se celebra cada 8 de agosto, la Fundación Affinity ha puesto el foco en el papel fundamental que juegan estos animales en el bienestar emocional de las personas. Según un análisis realizado por el doctor Jaume Fatjó, director de la Cátedra Fundación Affinity Animales y Salud de la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB), los gatos no solo ofrecen compañía, sino que actúan como auténticos amortiguadores emocionales en situaciones de crisis.
El estudio, titulado 'Companion animals in times of crisis', señala que convivir con un gato aporta estabilidad, consuelo y estructura a la rutina diaria, algo especialmente valioso cuando la red social habitual se ve debilitada o inalcanzable. Su presencia constante ayuda a reducir el estrés, la ansiedad y la sensación de soledad. Además, el simple acto de cuidar a un gato refuerza el sentimiento de logro, utilidad y autoestima, cualidades que pueden verse afectadas en momentos difíciles.
Uno de los aspectos más destacables del vínculo entre humanos y gatos es la ausencia de juicio. Los gatos aceptan a sus cuidadores tal como son, lo que genera un espacio emocional seguro en el que muchas personas se sienten libres para expresar pensamientos y emociones que no comparten con nadie más. Esta aceptación incondicional convierte al gato en un confidente silencioso, pero profundamente significativo.
«El vínculo que se establece con un gato es rico y complejo. Su apoyo se manifiesta muchas veces simplemente en su presencia, en compartir el silencio o en estar cerca», explica el doctor Fatjó. «Además, sentirse imprescindible para otro ser vivo da sentido y valor a la experiencia del cuidador, reforzando su autoestima».
Un claro ejemplo de este impacto es la historia de Diego, un joven salvadoreño que vivió el confinamiento de la covid lejos de su país y de su familia. Fue su psicóloga quien le animó a adoptar un gato como forma de mejorar su bienestar emocional. «Adopté a Pupi, mi gato, y me ha cambiado la vida», cuenta Diego. «Hemos creado un vínculo increíble. Aunque estoy lejos de casa, él ha conseguido que mi piso se sienta como un hogar. Me ha dado estabilidad, tranquilidad y mucha compañía».
Esta historia refuerza la importancia del gato como fuente de consuelo, especialmente cuando otros apoyos humanos no están disponibles. Acariciarlos, compartir espacio o simplemente tenerlos cerca tiene un efecto directo sobre el ánimo del cuidador. En definitiva, el Día Mundial del Gato es también una oportunidad para reconocer su valor emocional y el papel terapéutico que desempeñan en nuestras vidas.