El 'sí a la vida' de unos padres que rechazaron el aborto para recordar los últimos días de su hijo

Anualmente, alrededor de 73 millones de niños no logran descansar en el seno de su madre. Esto representa el 61 % de los embarazos no deseados, según la OMS. A pesar del auge del aborto y las políticas en contra del ser humano, la posición a favor de la vida intenta resistirse en una sociedad donde se da más valor a la cultura de la muerte que a uno de los derechos fundamentales más relevantes: la vida. A pesar de ello, hay familias que siguen apostando porque el bebé siga adelante. Es el caso de Elizabeth y Joshua Evans, un matrimonio que, aunque el corazón de su recién nacido iba a durar unos minutos, decidieron seguir adelante con el embarazo.

A la semana 14 de embarazo, cuando el feto estaba en el cuarto mes de gestación, la familia Evans recibió una noticia que no se esperaban: su hijo iba a nacer con trisomía 18, más conocido como síndrome de Edwards, un trastorno genético en el cual una persona tiene una tercera copia del material del cromosoma 18, en lugar de las 2 copias normales, explica la Biblioteca nacional de Medicina de EE.UU. En definitiva, su hijo no iba a sobrevivir al embarazo, y en caso de hacerlo, iba a morir después del parto.

A pesar del diagnóstico, los padres quisieron seguir adelante, ya que su único objetivo era crear recuerdos con su pequeño. Aunque solo fuesen unos minutos. Así, Elizabeth Evans, explicó a Newsweek que el recorrido no fue sencillo. No por su embarazo, que transcurrió con normalidad, sino por la presión de los médicos para abortar. Sin embargo, ellos lo tenían claro, puesto que lo que le proponían «no era una opción» para el matrimonio. «Iba a llevarlo en mi vientre mientras viviera. Mientras Dios me lo permitiera», afirmó al medio.

La familia Evans aprovechó cada segundo con su hijo. Por ello, mientras que estuvo en el vientre de su madre, no dudaron en hacerle la vida más feliz y crear recuerdos. Para ello, le cantaron, le hablaron, le pusieron música, fueron a visitar las luces de Navidad... y un sinfín de actividades que ellos, como padres, nunca podrán olvidar. «Cuando fallece un bebé, no siempre se conservan esos recuerdos porque no se tuvo tanto tiempo. Por eso decidimos hacer esto», argumentó a la revista neoyorquina.

Al hilo, reconocieron que fue una manera muy especial de afrontar su diagnóstico y quedarse con lo positivo del momento. Esto les permitió disfrutar de su bebé, aunque sabían que cada día que pasaba les quedaba menos tiempo con él.

El pequeño, al que llamaron Joshua –igual que el padre–, falleció durante el parto y nació muerto. Sin embargo, su madre garantizó que fue «una gran bendición y un honor» para ella haberlo llevado en el vientre durante todos los meses y haberle dado una vida. Además, afirmó que nunca podrán olvidar el vínculo tan especial que tuvieron gracias a la cantidad de recuerdos que crearon durante la gestación.