Sólo uno de cada 80.000 habitantes en España está formada en cuidados paliativos
España, a la cola de Europa en cuidados paliativos: avances insuficientes y desigualdades persistentes
Cada año, más de 200.000 personas mueren en España con sufrimiento severo, muchas de ellas sin recibir una atención paliativa adecuada
Aunque España ha experimentado un crecimiento notable en la implantación de servicios de cuidados paliativos durante los últimos años, el país sigue muy por detrás de las naciones europeas que lideran esta atención. Así lo refleja el Atlas de Cuidados Paliativos en Europa 2025, elaborado por el Observatorio Global Atlantes del Instituto Cultura y Sociedad (ICS) de la Universidad de Navarra, en colaboración con la Asociación Europea de Cuidados Paliativos (EAPC).
El informe, presentado en el 19º Congreso Mundial de la EAPC celebrado en Helsinki, revela que España ha pasado de 0,6 a 0,96 servicios especializados por cada 100.000 habitantes, con un total de 450 equipos. Aunque el incremento es considerable, estas cifras sitúan al país en el puesto 25 de los 53 analizados, justo en la media europea, pero aun lejos de los estándares recomendados por la Sociedad Española de Cuidados Paliativos (Secpal), que establece al menos dos equipos por cada 100.000 habitantes. De hecho, países como Austria, Suiza o Suecia superan ampliamente esta cifra.
Desigualdades territoriales
Uno de los principales problemas señalados por el Atlas es la profunda desigualdad territorial en el acceso a los cuidados paliativos. La atención varía enormemente entre comunidades autónomas, tanto en número de equipos como en la calidad y formación del personal. En algunas regiones existen unidades hospitalarias y equipos domiciliarios bien estructurados, mientras que en otras la atención paliativa depende de iniciativas locales o de la buena voluntad de profesionales individuales.
Esta heterogeneidad se agrava por la ausencia de estándares nacionales que definan claramente qué constituye una unidad de cuidados paliativos, un equipo de atención domiciliaria o un equipo consultor. Tal y como destaca Alberto Alonso, vicepresidente de Secpal, esta falta de criterios comunes impide garantizar la equidad y dificulta la coordinación entre los diferentes niveles asistenciales. Aunque el sistema sanitario español es descentralizado, resulta imprescindible establecer un marco mínimo común que asegure que todos los ciudadanos, vivan donde vivan, reciban una atención de calidad en el final de la vida.
Un déficit formativo alarmante
El Atlas también pone el foco en otro de los grandes déficits de España: la escasa presencia de los cuidados paliativos en la formación universitaria. Pese a tratarse de un ámbito clave de la medicina moderna, solo 23 de las 53 facultades de Medicina incluyen esta materia en sus programas. En titulaciones de Enfermería y otras Ciencias de la Salud, la situación es incluso más deficiente.
En países como Reino Unido, Francia o Países Bajos, la enseñanza de cuidados paliativos es obligatoria en todas las facultades, lo que contrasta con la desatención formativa española. Como consecuencia, la mayoría de los profesionales sanitarios españoles terminan sus estudios sin una preparación básica para acompañar a pacientes en fases avanzadas de enfermedad o en el final de la vida. Aunque en los últimos años se observan tímidos avances –especialmente en los posgrados y a raíz de la «Declaración de Abril» impulsada por la Sociedad Española de Medicina Paliativa (Sempal)–, la formación sigue siendo fragmentaria y voluntarista.
La ausencia de una especialidad reconocida
A la falta de formación se suma la no existencia de una especialización oficial en Cuidados Paliativos, algo que deja a España en evidencia frente a sus vecinos europeos. Según el investigador Carlos Centeno, del Observatorio Atlantes, todos los países de Europa Occidental han aprobado procesos oficiales de certificación para los profesionales de esta área, con la única excepción de España. Este vacío legal genera inseguridad profesional y una notable desigualdad en la calidad de los servicios prestados.
Secpal insiste en que el país dispone de un sistema de especialización médica sólido, por lo que resulta urgente extenderlo también a los cuidados paliativos. Una formación reglada, homogénea y reconocida oficialmente permitiría consolidar un modelo asistencial que priorice la dignidad del paciente y reduzca las diferencias entre territorios.
Una urgencia sanitaria y ética
Cada año, más de 200.000 personas mueren en España con sufrimiento severo, muchas de ellas sin recibir una atención paliativa adecuada. El cáncer representa el 45 % de estos casos, seguido por la demencia (13 %), las enfermedades pulmonares (11 %) y las cerebrovasculares (9 %). Detrás de estas cifras hay una realidad preocupante: miles de personas enfrentan sus últimos días sin el acompañamiento médico, psicológico y humano que merecen.
A pesar de que 15 países europeos cuentan con estrategias nacionales de cuidados paliativos y nueve disponen de una ley específica que reconoce este derecho y garantiza su financiación pública, España no forma parte de ninguno de estos grupos. Esta falta de reconocimiento institucional convierte a nuestro país en una excepción negativa dentro de Europa.
Un llamado a la acción
El Atlas de Cuidados Paliativos en Europa 2025 no solo retrata las carencias del sistema español, sino que lanza un mensaje claro: los cuidados paliativos son una necesidad sanitaria y un imperativo ético. España ha avanzado, pero los pasos dados son insuficientes. Urge una estrategia nacional que homologue criterios, reconozca a los profesionales, refuerce la formación universitaria y garantice el acceso equitativo a todos los ciudadanos.
Solo así el país podrá dejar de ocupar una posición rezagada en Europa y transformar los actuales avances parciales en un verdadero compromiso con la dignidad al final de la vida.