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29 de marzo de 2024

Voluntarios de MemoLab trabajando en una acequia de la Alpujarra granadina

Voluntarios de MemoLab trabajando en una acequia de la Alpujarra granadinaMemoLab

Medio Ambiente

Recuperan tecnología del siglo VIII para combatir la sequía en España

Una iniciativa de la Universidad de Granada está recuperando las acequias de la región para mejorar los cultivos

Los musulmanes introdujeron, a su llegada a la península ibérica, las técnicas de regadío que se utilizaban en Oriente Medio. Así, una red de miles de kilómetros de acequias abastecía los campos del sur de España durante años. Ahora, un grupo de voluntarios han recuperado este sistema para combatir la sequía que sufre la región.
Se trata del proyecto MemoLab, impulsado por el profesor de arqueología de la Universidad de Granada, José María Martín Civantos. Con ayuda de voluntarios, están restaurando la extraordinaria red hidrológica del área de la Alpujarra en un momento especialmente crítico por la sequía y la presión de la agricultura intensiva sobre los suministros de agua.
«La revolución agrícola islámica fue la primera revolución verde. Reunieron técnicas y conocimientos sobre el agua, el suelo, las plantas y también de los comportamientos de la nieve», explica a The Guardian Martín Civantos. «Transformaron la forma en que se usa el agua en el Mediterráneo».
Las técnicas introducidas por los musulmanes permitieron una mayor diversidad agrícola, con la introducción de cultivos como la caña de azúcar y cítricos. «Involucrar a la población en la creación de estos sistemas de riesgo fue una forma de asimilarla, ya que pudieron constatar las ventajas», agrega este profesor.
Cuando la lluvia llega al Mediterráneo en ráfagas breves y torrenciales, perdiéndose en el discurrir de ríos y mares. La genialidad de las acequias es que son capaces de controlar el flujo de agua, ya sea de la lluvia o el deshielo, y permite a la tierra absorber agua y reponer los acuíferos en un goteo constante.
Civantos explica que, en lugar de desviar el agua hacia cultivos específicos, la idea es «empapar la montaña» para que esa agua pueda almacenarse en acuíferos para ser utilizada en tiempos de sequía. «El requisito para que el sistema funcione es que el canal no sea demasiado permeable y tenga una pendiente que mantenga el correcto flujo de agua. Entonces se necesita una comunidad de personas para mantenerlo», cuenta Sergio Martos-Rosillo, geólogo involucrado en el proyecto.

Más de 1.000 años de historia

Este sistema ha estado en uso «durante más de 1.000 años demostrando su adaptabilidad», añade Martos-Rosillo. «Es mucho más manejable y adaptable que construir una represa y mucho más resistente al cambio climático».
El problema es que este sistema es integral y, si se abandona la tierra o se dejan obstruir los canales, el agua no puede fluir correctamente. Así, todas las primaveras, la Universidad y los pueblos organizan grupos de voluntarios para despejar las acequias.
Una de estas acequias, de hecho, abastece los jardines de la Universidad de Granada. «Recuperar este sistema supone entender una parte importante de nuestro patrimonio ya que la España musulmana era, ante todo, una sociedad agraria», asegura Civantos. «No se puede entender la gloria de Córdoba o Granada sin entender que lo que había detrás era la riqueza creada por una forma de agricultura más avanzada y productiva que en otras partes de Europa».
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