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Cerca de un 90 % de las plantas que producen flores son polinizadas por animales

Cerca de un 90 % de las plantas que producen flores son polinizadas por animalesCSIC

La extinción de los polinizadores «pone en riesgo la biodiversidad y nuestra salud»

Alrededor del 75 % de los cultivos clave para la alimentación humana dependen, al menos en parte, de estos animales

Según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), 71 de los 100 cultivos que proporcionan el 90 % de los alimentos en el mundo dependen de la polinización animal, siendo las abejas las principales protagonistas. Estos pequeños seres, aunque menos vistosos que otros animales en peligro, cumplen un rol esencial en la biodiversidad y en nuestra propia seguridad alimentaria.

Anna Traveset, investigadora del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), aborda este tema en su libro La crisis de los polinizadores, donde analiza la situación de estas especies, las causas de su declive y su crucial papel en los ecosistemas. También destaca cómo esta problemática es percibida por agricultores, políticos y la sociedad en general, y propone estrategias de concienciación y conservación.

Traveset subraya que la polinización animal tiene una historia evolutiva de más de 150 millones de años. Cerca del 90 % de las plantas con flores dependen de los polinizadores para su reproducción. Además de contribuir a la biodiversidad, actúan como «conectores ecológicos», al facilitar la alimentación de otras especies a través de las plantas que fecundan.

Desde un punto de vista económico, el impacto es también significativo. Alrededor del 75 % de los cultivos clave para la alimentación humana dependen, al menos en parte, de estos animales. En España, la polinización por insectos supone un valor económico estimado en 2.400 millones de euros anuales. Frutas y cultivos como el cacao, café, manzanas o almendras necesitan entre un 40 y un 100 % de polinización animal. Una mayor diversidad de polinizadores no solo aumenta la cantidad de frutos, sino también su calidad nutricional y aspecto.

Aunque las abejas son las polinizadoras más conocidas, existen más de 193 familias de insectos que cumplen esta función. Mariposas, polillas, escarabajos y avispas también contribuyen al proceso. Incluso vertebrados como colibríes, murciélagos y algunos reptiles, como lagartijas, tienen un papel en la polinización.

Además de los polinizadores silvestres, existen especies domesticadas como la abeja de la miel o los abejorros, utilizadas en la agricultura de forma controlada. Traveset insiste en la necesidad de gestionarlas de manera sostenible, sin perjudicar a las poblaciones silvestres.

Sin embargo, estas especies enfrentan amenazas crecientes. El uso intensivo de pesticidas, la pérdida de hábitats, las especies invasoras y el cambio climático afectan negativamente su abundancia y diversidad. La investigadora advierte sobre los efectos sinérgicos de estos factores, que juntos provocan una degradación acelerada del entorno.

Frente a esta crisis, existen medidas de restauración que pueden marcar la diferencia. Algunas propuestas incluyen aumentar la diversidad vegetal en los cultivos, dejar zonas sin labrar para facilitar la nidificación, o crear márgenes florales para que los polinizadores encuentren alimento y refugio. Asimismo, Traveset destaca la necesidad de un monitoreo a largo plazo que permita entender con mayor precisión los efectos del cambio global sobre estas especies.

La Estrategia Nacional para la Conservación de los Polinizadores en España, lanzada en 2020, es un paso en la dirección correcta. Promueve acciones concretas en investigación, conservación y divulgación. Aunque la agricultura intensiva ha contribuido a la crisis, también puede ser parte de la solución, adoptando prácticas más sostenibles y biodiversas.

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