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Los investigadores han desarrollado dos nuevos catalizadores basados en inducción magnética

Los investigadores han desarrollado dos nuevos catalizadores basados en inducción magnéticaCSIC

Obtienen productos químicos a partir de CO2 de forma eficiente y sostenible

La investigación abre nuevas posibilidades para valorizar el dióxido de carbono, no solo como residuo que debe ser capturado, sino como materia prima

Un equipo del Instituto de Tecnología Química (ITQ), perteneciente al Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y la Universitat Politècnica de València (UPV), ha desarrollado dos innovadores catalizadores capaces de transformar dióxido de carbono (CO₂) en compuestos químicos y combustibles. Este avance, publicado en la revista ACS Catalysis, representa un hito en el campo de la química sostenible, al permitir la conversión de un gas de efecto invernadero en productos útiles mediante una técnica basada en la inducción magnética.

Los nuevos catalizadores, elaborados con nanopartículas de cobalto encapsuladas en carbono, presentan una doble funcionalidad. Por un lado, actúan como aceleradores de reacciones químicas y, por otro, como fuentes de calor cuando se exponen a campos magnéticos. Este fenómeno permite aprovechar el principio del calentamiento por inducción, el mismo que utilizan las cocinas de inducción, lo que representa una alternativa mucho más eficiente y limpia frente a los métodos térmicos tradicionales, como los hornos de gas o eléctricos.

A diferencia de los sistemas de calentamiento convencionales, el uso de la inducción magnética permite generar temperaturas superficiales elevadas de forma localizada y controlada, manteniendo una temperatura general más baja. Esta singularidad incrementa la eficiencia del proceso al tiempo que reduce el consumo energético global. En concreto, los catalizadores se han aplicado a la reacción conocida como Reverse Water Gas Shift, una transformación clave en la química del carbono que convierte CO₂ en monóxido de carbono y vapor de agua.

Los resultados obtenidos son prometedores: uno de los catalizadores alcanzó una conversión de CO₂ superior al 70 %, una eficiencia energética sin precedentes y una estabilidad operativa que supera las 200 horas sin necesidad de reactivación. Estos datos sugieren que el proceso no solo es eficaz, sino también fiable y continuo, lo que lo hace viable para su implementación industrial.

El monóxido de carbono generado puede emplearse para la elaboración de gas de síntesis, un compuesto esencial en la producción de combustibles y numerosos productos químicos. Según Pascual Oña, investigador del CSIC y autor principal del estudio, este desarrollo allana el camino hacia procesos industriales más sostenibles y electrificados, en consonancia con los objetivos de la transición energética y la reducción de la huella de carbono.

Este avance se enmarca en el proyecto europeo LAURELIN, orientado a la conversión del CO₂ en metanol renovable mediante tecnologías de vanguardia como la inducción magnética, el plasma o las microondas. En el consorcio participan, además del ITQ, otras instituciones punteras como el Instituto de Investigaciones Químicas (CSIC-Universidad de Sevilla), el University College of London y el Research Complex at Harwell del Reino Unido, así como el Laboratoire de Physique et Chimie des Nano-Objets (LPCNO) de Francia, que agrupa a organismos como el CNRS, INSA y la Université de Toulouse.

La investigación abre nuevas posibilidades para valorizar el CO₂, no solo como residuo que debe ser capturado, sino como materia prima para una industria química menos contaminante y más eficiente.

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